miércoles, 15 de enero de 2014

Libro de Job
LECCIONES IMPERECEDERAS
        Biblia significa en base a sus raíces etimológicas "libro de los libros", o "el libro por excelencia"; y, en efecto, a ese libro sagrado de la religión judía, adoptado por las religiones que se desprenden del judaísmo, lo forman decenas de libros con diferentes orígenes, temas, estilos, y de diversos tiempos.
        Significativa parte de la sabiduría de la Humanidad ahí se encuentra. El Libro de Job destaca como un libro sapiencial, de tono didáctico, y con carga poética. Sin que haya duda, este libro forma dentro de las obras maestras de la literatura universal.
        Job era todo un varón, un hombre intachable, recto, apartado del mal, pero temeroso de Dios. Algo más, era prospero, rico, exitoso. También era feliz, con siete hijos y tres hijas, por quien ofrecía holocaustos al Señor todas las mañanas, aterrado de que alguno de ellos hubiese pecado y maldecido al Supremo en la intimidad de sus corazones.
        Pero un buen día, o mejor, un mal día comparecieron los hijos de Dios ante Él, y entre ellos se presentó Satán; y el Señor le dijo a éste: "¿De dónde vienes tú?", respondiendo el demonio: "Vengo de dar la vuelta por la Tierra, y de recorrerla toda".
        Y entonces se le ocurrió a Dios preguntarle a su hijo Satán: "¿Has  puesto atención en mi siervo Job, que no hay otro como él en la Tierra, varón sencillo y recto, y temeroso de Dios, y ajeno de todo mal obrar?"
        Contestando ese diablo: "¿Acaso Job teme a Dios de balde?", y sembrando cizaña en el Señor, al razonarle que si Job era bueno lo era por conveniencia, no por convicción. Proponiéndole a Dios que afectara los bienes de Job, y que esto ocasionaría que Job despreciaría a Dios, y en su propia cara.
        Aceptando ese reto Dios, dispuso que Satán perjudicara a su antojo a Job en sus bienes, sólo con la limitación de que no tocará a la persona de Job.
        Así, Dios jugó a los dados con Satán, y a partir de ese momento todas las calamidades del mundo cayeron sobre aquel hombre. Más le hubiese valido que jamás Dios se fijara en él. ¿A quién se le ocurre poner a prueba a sus hijos?, a los malosos y a los buenos.
         Ante aquel diluvio de desgracias Job fue de paciencia inmutable, resignado eternamente; por ello, otra vez Satán incitó a Dios para que le permitiera hacer mal a la persona de Job, y lograr así el odio de Job hacia Dios. Y Dios cayó otra vez en provocación, permitiéndole a su mal hijo afectar al buen hijo.
        Satán hirió a Job con una úlcera maligna, desde la planta de los pies hasta la coronilla de su cabeza. Y Job siguió amando y venerando a Dios a contrapelo del reproche de su mujer.
        Al final Job fue premiado con nueva prosperidad, viviendo 140 años, lleno de hijos, nietos y días.