Desde Toluca, Estado de México, el
secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet Chemor anunció que "se
detectaron 117 faltas de ortografía en los libros de texto que se distribuirán
en todo el país para el ciclo escolar 2013-2014", calificándolas de
"errores imperdonables".
Obvio que por "imperdonable"
debe entenderse, sin ningún circunloquio, "lo que no puede
perdonarse".
Y respecto a esos equívocos,
supuestamente gramaticales, no aceptó la responsabilidad de su administración, dejando
a salvo expresamente la solvencia y cumplimiento "de la Comisión Nacional
de Libros de Texto Gratuitos, ya que esta editorial sólo imprime, y el error no
es de impresión, sino de redacción y ésta nunca se revisó".
Fue omiso en señalar quién o quiénes tuvieron
la culpa de tales deslices, como tampoco indicó qué sanciones se les impondrán
a los causantes de esos traspiés.
Lo que sí explicó fue el porqué
"materialmente es imposible hacer las correcciones del caso, pues
tendríamos que mandar imprimir de nueva cuenta más de 255 millones de
ejemplares".
Y a eso agregó con cierto orgullo:
"Por primera vez en varios años ya tenemos los libros de primaria listos
en los sitios en donde se van a repartir".
En otras palabras, la rapidez por encima
de todo. No importa que haya errores imperdonables. En la Secretaría de
Educación Pública se privilegia la celeridad, el apresuramiento, la velocidad,
y, por ende, la ligereza y confusión.
Fue claro don Emilio, "queríamos
que estuvieran a tiempo, y van a estar a tiempo los libros". A tiempo es a
tiempo, aunque tenga "errores imperdonables".
Además, al no haber culpables
personalizados y concretos, conforme a la visión de la SEP, dichos descuidos ya
están dispensados: se ha perdonado lo imperdonable.
Sin embargo, el país debe estar
tranquilo, ya que el señor secretario dio a conocer que "la Secretaría de
Educación Pública contactó a personal de la Academia Mexicana de la Lengua
Española para que un grupo de expertos se dedique a revisar minuciosamente el
contenido de los libros de los próximos cursos escolares, porque, la verdad, no
es posible enseñar a los niños con libros que tienen faltas ortográficas,
pidiéndoles que escriban bien".
Más tarde, desde Puebla, el propio
secretario manifestó que "el sistema educativo mexicano tiene severos
problemas de retraso", anunciando que "este año es el último que la
prueba Enlace se aplica en México, como tampoco se volverá a realizar el
concurso de oposición para maestros que buscan una plaza".
Las notas periodísticas indican que el
secretario Chuayffet externó que "ahora será el Instituto Nacional de Evaluación
de la Educación el que dicte la nuevas reglas, criterios e instrumentos para
examinar tanto la calidad del alumno como de los profesores".
Y... ¿la calidad de los funcionarios de
la SEP quién la evaluará? No se piense que esta interrogante es visceral, o
portadora de inquina. Nada de eso. Esta evaluación es conveniente para todos
los que laboramos en el sistema educativo.