miércoles, 17 de julio de 2013

Golpes sin efecto LAS CABEZAS DE LA HIDRA

        Los encargados de la publicidad oficial son torpes, y el pueblo de México ya no cree en esa propaganda; ante esta realidad, estimulemos la positividad que puede desprenderse de esa incredulidad popular, y exijamos al gobierno mayor responsabilidad.
        En todo los medios masivos de comunicación se lanzó como nota contundente la captura del "Z-40", real o supuesto líder de uno de los múltiples cárteles que operan en nuestro país, incluso, con implicaciones fuera de nuestras fronteras. Y con bombo y platillo, como el mayor de los éxitos, se comentó la noticia.
        Pareciera, según la enorme y costosa publicitación, que con esta captura se aniquiló a todo el crimen organizado en sus diversas variantes y residencias. Todo el gabinete de seguridad, en pleno, dio la nueva buena, como si se anunciara el fin de una gran guerra, y el triunfo de las fuerzas del bien.
        Sin embargo, sexenios van y sexenios vienen, y ese escenario se repite, con el mismo montaje teatral, idéntica trama, similar mensaje, cambiando sólo los personajes de cada administración federal.
        Miguel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, cada uno en su tiempo y en su set, motivó ese idéntico discurso oficial, esa misma simulación pueril de triunfo definitivo.
        Ahora, aquellos viejos capos casi han sido olvidados, ya que únicamente fueron las cabezas del momento de una hidra que los poderosos transnacionales alimentan con fines aviesos de alta productividad para sus capitales y sus vicios.
        La hidra sigue ahí, y sus dueños también, con nuevas cabezas que podrán ser cortadas bajo el ritual oficial repetitivo y concebido, y para esas podas que hacen rejuvenecer a la bestia.
        Es obvio que estoy haciendo el comparativo de nuestro doloroso problema con la Hidra de Lerna, monstruo de la mitología griega que guardaba la entrada al inframundo, a la cual Hércules mató en el segundo de sus doce trabajos, con auxilio de su sobrino Yolao.
        La hazaña fue lograda al cortarle todas las cabezas, a la vez, a ese engendro venenoso, quemándole los cuellos para hacer una destrucción de raíz, ante aquel animal mitológico al que le nacían dos cabezas por cada una de las cortadas.
        Ese mito trae consigo una receta, de las múltiples que existen para superar ese mal. Pero a nadie de los poderosos le interesa destruir eficazmente ese gran negocio de la hidra moderna.
        Por ello, en los foros internacionales y nacionales seguiremos exhibiendo repetidamente la misma película en lapsos intermitentes, cambiando simplemente algunos papeles estelares y detalles anecdóticos que los casos concretos van brindando.
        En estos tiempos ambiguos, con personajes sin voluntad para atacar los problemas graves de raíz, se dan golpes sin efecto envueltos en publicidad simuladora.
        Actuemos para que la hidra tenga fin, aplicando la fuerza de la opinión pública para lograr que el gobierno actúe con toda responsabilidad.
        Restablezcamos la paz productiva y armónica entre los mexicanos.