miércoles, 3 de julio de 2013

¿Quién teme a las elecciones? LOS MEXICANOS QUE LAS PAGAMOS

        El Presupuesto de Egresos de la Federación, en nuestro país y por las cantidades que ahí se manejan, se ha convertido también en algo masivo, acopio inmenso de dinero fuera de toda dimensión humana. El gasto total de la federación para este año 2013 es de, según lo publicado por el Diario Oficial el 27 de diciembre del 2012, 4 billones de pesos.
        Cantidad que se expresa en pocas palabras, pero que difícilmente un ser humano puede imaginar la superficie para colocar ese dinero junto, antes de convertirlo en circulante, su volumen, su peso, su capacidad de compra, el tiempo que nos llevaría contarla.
        Dentro de ese descomunal monto monetario se ubican varias cantidades etiquetadas para asuntos electorales, las que no son poca cosa, ya que federalmente estamos gastando en esa materia, según lo expreso en ese presupuesto, 23 mil millones de pesos.
        Eso sólo respecto al gasto federal, ya que habrá que sumar todo lo que las 32 entidades federativas y los 2 mil 438 gobiernos municipales erogan en elecciones; más lo que gastan, dentro o fuera de la ley, los particulares.
        Y ahora se ha vuelto a reiterar la vieja idea de que cada elección, federal, estatal y/o municipal, debe tener una segunda vuelta; es decir, una doble elección; o sea, hay que gastar lo doble en materia electoral por parte de un pueblo empobrecido, sin fuentes de trabajo, que carga los peligros de una inseguridad brutal, sufre de un alarmante analfabetismo real y funcional, y paga centenas de miles de millones de pesos a pretexto de la educación.
        ¿Quién le teme a la segunda vuelta electoral?, ¿quién le teme a las elecciones? Le tememos a la materia electoral todos los que la pagamos.
        Más cuando no percibimos que, con ese enorme gasto, se haya generado una mejor calidad de vida para todo mexicano.
        Mi observación crítica no implica el proponer que no haya elecciones. El pueblo de México a través de su ciudadanía debe elegir a sus mandatarios, designar a quienes lo van a obedecer desde los cargos públicos que se les asigne.
        Pero ese proceso electivo no tiene porque ser tan costoso, tan ineficaz, y tan dramático.
        De la raíz y de los frutos de nuestras etnias originales, así como de la mejor experiencia de nuestro mestizaje, debemos obtener lecciones al respecto.
        Claro que no somos tan ingenuos para pensar que lograremos la perfección electiva. No, nada de eso; simplemente resolveremos los problemas que hoy confrontan nuestros procesos electorales, y con ello provocaremos nuevos problemas que con el tiempo se agudizarán, para ser resueltos por nuestros sucesores.
        Esa es la dialéctica de la vida, la que debemos entender, y necesitamos saber utilizar como eficiente instrumento ante los retos cotidianos.
        El 7 de julio del 2013 irán a elecciones 14 entidades federativas del país y, otra vez, vuelta a la noria: ineficacia, dramatismo, costos desproporcionados.