lunes, 8 de julio de 2013

Agravios a Latinoamérica REBELIÓN DE PRESIDENTES

        "Cría cuervos y te sacarán los ojos"; esta frase que ha servido de conseja durante milenios sigue teniendo aplicación.
        Es prudente recordarla ante el nuevo caso que vive el gobierno de los Estados Unidos de América; y no porque se dedique actualmente a la cría de cuervos, sino porque se sigue dedicando a la cría de espías.
        Quien espía a otros, con esta conducta está autorizando a que lo espíen a él; y, algo más, a que sus propios espías lo espíen. Éste es el caso de Edward Snowden, quien disfrazado de consultor tecnológico no era sino un miembro más del espionaje estadunidense, pero cansado de tanto curiosear, decidió bajarle los pantalones al Tío Sam para publicar sus impudicias en esa materia.
        Empero, como en las comedias de enredos, huyó hacia Rusia, quien hasta el momento lo ha venido protegiendo, pero sin concederle asilo.
        De aquella vieja Rusia, ahora convertida en nueva después de tener por más de 80 años su aventura bolchevique, venía el Presidente de Bolivia Evo Morales de regreso a su país; y como su avión tenía que cargar combustible en algún país de la Europa Occidental, tan proclive y cuidadosa de la política de los EU, ni en España ni en Portugal ni en Francia le permitieron el aterrizaje al avión presidencial boliviano, al parecer, creyendo que como pasajero no sólo iba Evo sino el ex espía de la CIA Snowden.
        Todo el agravio anterior, es de suponerse, orquestado por el propio gobierno gringo, quien puso en riesgo la vida de los pasajeros, afectando al derecho internacional que juzga como territorio boliviano a toda nave aérea con bandera de ese país, al igual que lo hace con toda nación en franco principio de reciprocidad.
        En el caso, el Presidente boliviano tuvo que recurrir al aeropuerto de Viena para poder realizar la escala técnica necesaria. Esto ha ocasionado todo un escándalo internacional que parece no terminar.
        Desde luego que la ofensa es para todo país, y para todo jefe de Estado; pues "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar", otra conseja que bien puede venir "como anillo al dedo".
        Es cierto que han pasado los días, y notas diplomáticas van y notas diplomáticas vienen; los medios masivos de comunicación se han llenado de reportajes y opiniones al respecto; tres o cuatro presidentes de países latinoamericanos han hecho patente su mesurada reprobación, o su enojo franco.
        Pero lo que no ha habido es una actitud seria, pero rápida, razonada pero contundente, de todos los países de Latinoamérica unidos pidiendo, primero, una explicación oficial a los gobiernos de los tres países que faltaron a las normas del derecho internacional, para después, unidos, tomar las medidas del caso.
        Esa conducta, sí que cimbraría al mundo, y Latinoamérica se vería madura, lejos de los provincialismo umbilicales, independientemente del derecho a asilo que requiera el espía arrepentido.