jueves, 30 de junio de 2011

Del Dicho al Hecho ATRAGANTÁNDOSE CON LAS PALABRAS

            Decir es fácil; hacer… ¡qué difícil es!; y lo más importante es el hacer. Por ello la gente pide hechos, y no palabras.
            Desde La Piedad, Michoacán, según la nota periodística de nuestro compañero Héctor Hugo Espinosa, en el evento donde el Presidente Felipe Calderón Hinojosa dio el banderazo para el inicio de la construcción del Libramiento Oriente de esa ciudad, el gobernador Leonel Godoy Rangel dijo un discurso de tono y tema electoral.
            Ahí se reunía la población, el Presidente Calderón, y el gobernador Godoy, para principiar los trabajos de una obra vial, favoreciendo con esto, si se concluye satisfactoriamente, tanto al transporte de paso como al local.
            Sin embargo, lo destacado de la intervención oratoria del gobernador de Michoacán no encajó con el motivo de reunión: “Este año Michoacán enfrenta un proceso electoral en el que serán renovados su gubernatura, el Congreso del Estado y los 113 ayuntamiento de nuestra entidad. Todos debemos comprometer nuestros esfuerzos para tener comicios ejemplares, copiosos, con paz y participación… debemos refrendar nuestro compromiso con la legalidad y garantizar que no se utilicen, ni desvíen recursos públicos, a favor de ningún candidato… Pido procesos electorales sin intervenciones”.
            A la vista está que ni gramatical ni lógicamente la parrafada anterior pasa un examen; pero lo grave no es lo semántico ni lo conceptual, sino el fondo del asunto.
            Nadie ha olvidado lo que pasó en Michoacán el domingo próximo anterior en la elección interna del Partido de la Revolución Democrática para elegir candidato para la gubernatura del Estado: “cochinero; descomposición total; marrullería; compra y venta de votos; delincuencia al máximo”; con estos términos, diversos sectores y personajes  han calificado ese hecho electivo partidista.
            Y en todo ello tiene responsabilidad el gobernador perredista de nuestra Entidad Federativa, ya que él dirige aquí a las huestes de su partido; por ende, con qué autoridad exige que el gobierno federal no se meta ni intervenga en Michoacán, y en una ceremonia poco propia para su egoísta llamado.
            Que nadie intervenga en Michoacán; sólo yo y el PRD. Ésta, no es la mejor manera de entender la democracia, ni de buscar la paz ni el ejemplo ni la legalidad.
            Los michoacanos vimos el gastadero de dinero en el proceso electivo interno del PRD; sobre todo uno de los precandidatos, el oficialmente señalado de manera previa.
            Y como amor con amor se paga, el Presidente Felipe Calderón presentó en su discurso en ese mismo evento “una felicitación… y nuestra gratitud a los soldados de México”, por el bien que están haciendo en Michoacán.
            Hay palabras que se atragantan, cuando el decir y el hacer jalan por diferentes caminos.