martes, 3 de agosto de 2010

SUPRIMIR EL DINERO


Reflexiones Monetarias
SUPRIMIR AL DINERO
                                                                                 
            Y si en México se decretara la eliminación del dinero, tanto en billete como en moneda, y quedara prohibida su circulación, ¿qué nos pasaría?; claro, si lo planeáramos bien, y de manera gradual.
            De inmediato tendríamos que considerar que no somos un país totalmente aislado, sino que formamos parte de una organización mundial de naciones, las cuales se encuentran asaz globalizadas.
            Esa situación mundializada nos limitaría a tomar, sin más, tan drástica medida; empero, por otra parte, ni la humanidad ha tenido siempre dinero, ni está sentenciada por nadie a que perpetuamente, hasta la eternidad, use billetes y moneda como medios y medidas de intercambio de bienes y servicios.
            Por otra parte, un país como Suecia, a través de su Banco Central, empezó a estudiar desde hace algunas semanas la posibilidad y conveniencia de eliminar su moneda. De llegar a hacerlo diría adiós a su moneda, la Corona Sueca, convirtiéndose en la primera nación actual en dar tan importante paso monetario.
            Desde luego que México no es Suecia, pero en esta próspera nación buscaríamos su experiencia, y no su modelo.
            Los actuales avances tecnológicos permiten, ya, que el dinero sea sustituido por tarjetas de crédito cada día más seguras y sofisticadas, que con su uso masivo, y bajo un rígido control, puedan seguirse por segundos los traslados de los valores en los intercambios económicos de todos los tipos; empero, no será nunca una panacea ni para todo ni para siempre.
            Así que no debemos creer que la desaparición de la moneda, en nuestro caso el peso mexicano, nos conduzca a la resolución de todos nuestros problemas. Ni siquiera resolvería todos los conflictos económicos que padecemos, acaso daría solución únicamente a algunos males monetarios, motivando efectos positivos en otras áreas, pero siempre bajo un principio innegable: en la vida todo tiene pros, y al mismo tiempo contras.
            Los pros para eliminar la moneda serían, entre otros: el que se pondría un obstáculo a toda la delincuencia con etiología económica, pues si con su acto ilícito buscan en la situación actual al dinero, al dejar de existir éste se acabaría el objetivo y el aliciente para tales actos delictivos; acabaríamos con el cuantioso gasto que se genera con la producción de monedas y billetes; provocaríamos una mayor fluidez y limpieza en todas las operaciones económicas; habría una mejor vigilancia del Estado, o del gobierno, o de la sociedad, en toda la actividad económica; y el dinero dejaría de ser un transmisor patológico de variadas enfermedades entre los seres humanos, como ya no sería un bulto incómodo en los bolsillos.
            Y las contras de suprimir la moneda serían: el generar con el tiempo otro tipo de delincuencia económica orientada ya no al dinero, sino a los bienes y servicios, en el momento que encuentren como evadir vigilancias jurídico tecnológicas; el acabar con la intimidad de nuestros manejos económicos, no sólo ante un Estado o gobierno o autoridades que pueden encontrar una posición que los convierta en controladores o dictadores, sino ante una sociedad supervisora y juzgadora, pero sobre todo frente a nuestras amistades y familiares; y la intimidad también resulta un resaltado valor para el individuo humano.
            Seguramente en este siglo XXI el dinero llegue a ser una cosa del pasado. Vale la pena que empecemos a prepararnos todos, hasta el pordioserismo de variado tipo, el comercio ambulante, el transporte cotidiano de las “paradas continuas”, el músico callejero, todos debemos saber que el sistema monetario está llegando a su fin.