miércoles, 18 de agosto de 2010

RECURSO DE LOS INCAPACES


Insultar
RECURSO DE LOS INCAPACES
                                  
            La diatriba se inscribe en la razón de la fuerza; por miedo, por coraje, por incapacidad, los seres humanos lanzamos insultos. En tal esquema se encuadran las injurias expresadas por el Cardenal y Arzobispo de la Iglesia Católica Juan Sandoval Íñiguez, y dirigidas en contra de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del jefe de Gobierno del Distrito Federal.
            Completo la idea anterior. También la ineptitud genera las majaderías que se le indilgan a Sandoval Íñiguez, ya que para cubrir nuestra incompetencia cerebral se remiten ofensas a quien ejerce como nuestro contendiente.
            El Cardenal Sandoval Íñiguez espetó hace unos días que “a los Ministros de la Corte… a esos señores… los tiene maiceados el jefe del Distrito Federal, ese señor Ebrard… y los hizo aprobar algo tan absurdo como el matrimonio entre homosexuales y su derecho a adoptar hijos…
            E independientemente de las limitantes Constitucionales para los ministros de los cultos religiosos, al no permitirles que se opongan a las leyes del país y a las instituciones, la virulenta reacción de Sandoval no es la que corresponde a la de un ser humano conciliado consigo mismo y con su medio, menos a un alto dignatario de una iglesia respetable.
            No siempre la forma es fondo, pero en este caso sí; y el hecho de que uno de los llamados príncipes de la Iglesia Católica en México, descienda a no externar razones, sino a soltar ultrajes, ni le ayuda al país ni a la iglesia que representa ni a él mismo.
            No olvidemos que aquí, como en otras naciones, se “maicea” a ciertos animales; pero, si se trata de que el cardenal tenga noticia cierta de un soborno, y en sus manos se encuentran pruebas suficientes para demostrarlo, entonces la razón jurídica puede asistirle y, en este caso, sobran y hacen daño los escarnios por él utilizados.
            Es obvio que, también, los improperios que ha recibido el arzobispo Sandoval salen sobrando cuando se tiene la fuerza de la razón. Algunos le han dado por respuesta: “viejo fascista”, “sujeto falto de calidad moral”, “delincuente clerical”, y algunas otras lindeces. ¿Qué puede aportar todo este lodo, toda esta basura de palabras hirientes, a las soluciones que urgen ante los graves problemas que tiene México?
            Lo mejor sería que con toda sensatez, y altura de miras, se utilizaran los instrumentos, los procedimientos, y los Órganos Jurisdiccionales, para dirimir la satisfacción a intereses controvertidos, aún en el caso de este intercambio de agravios palabreros.
            Total, el insultar únicamente es un recurso de incapaces, y nuestro país se encuentra urgido de gente capaz en todos los cargos y en todos los sectores y áreas. No insistan en la disputa majadera.
            El fondo es otro, y debemos de cambiar opiniones serias y razonadas sobre si no estamos confundiendo la avanzada y el progreso, lo revolucionario y lo democrático, con los síntomas de descomposición social que estamos padeciendo.