lunes, 16 de agosto de 2010

VIDA A PLENITUD


La Maestra Miaja
VIDA A PLENITUD
                                                                                 
            El domingo próximo pasado recibimos, Rosenda y yo, la noticia dolorosa sobre la muerte de la maestra María Luisa Miaja Isaac. De inmediato consultamos respecto al lugar en dónde se celebraban las exequias, y se nos informó que tres días antes se llevó a cabo la ceremonia del adiós.
            Esa incomunicación que la ciudad de Morelia actualmente ha generado nos deshumaniza a todos. En los años sesentas del siglo XX, cuando iniciamos una amistad que siempre nos ha sido grata con la familia de Alfonso Álvarez Barreiro, la mayor parte de los morelianos nos veíamos, mañana, tarde y noche, en la Calle Real o Avenida Madero, y nos deseábamos, respectivamente, buenos días, buenas tardes, y buenas noches; mientras que hoy, a gente que uno quiere, deja de verla por años, o ya no la ve, y le dan retrasada noticia de su muerte.
            Con el paso de los años, los sobrevivientes nos damos cuenta que lo más veloz de la vida es el tiempo, y que para morirse lo único que se requiere es estar vivo. Así que la defunción de la maestra Miaja no fue sorpresa, máxime que Don Alfonso, a nuestro saludo y pedido telefónico, nos daba noticia frecuente del desarrollo del padecimiento de María Luisa.
            Ella y él, María Luisa Miaja y Alfonso Álvarez, fueron, son, y seguirán siendo, gente de bien, pareja que formó a una respetable familia, con ideas liberales y socialistas de vanguardia, sin demagogias, pero con gran eficacia, siempre congruentes, trabajadores, honorables y capaces. La maestra, ahora, en su modalidad de fenecida; él, como el afectado longevo que tiene que soportar la ausencia.
            María Luisa Miaja de Álvarez Barreiro formó a decenas de generaciones que pasaron por las aulas de la Secundaría Federal número Uno en esta ciudad, no sólo en las asignaturas que impartió, sino que siempre proporcionó un plus de cultura en todos los órdenes a sus alumnos.
            Los impulsaba a que se expresaran, hablaran, escribieran y publicaran en el periódico mural de la institución, organizó una revista, los inquietaba a estudiar idiomas, formaba células de estudio, mesas redondas de discusión y confronta, les llevaba conferencistas, exposiciones de pintura, escultura, grabados, y siempre auxilió con ejemplo y eficacia, a aquellos adolescentes, a superar las desigualdades culturales entre el hombre y la mujer. Fue, así, una constante impulsora de la educación.
            Ya para jubilarse escribió sus memorias, titulándolas SOMBRAS Y LUCES DEL AYER; ÉXODO DE RECUERDOS. Dentro de esas vivencias, no olvidadas, ella dejó escrito: “Ante la insistencia de mis familiares más cercanos, amigos y compañeros de trabajo, me he decidido, no obstante de que con ello evoque tristes recuerdos, a escribir estas líneas sobre mis pasos por la vida. Quiero imprimirlas tal como salen de mi cerebro, sin adornos literarios, sino con la limpieza del recuerdo de aquella época que, a pesar de los años, no he podido olvidar.- Mi relato en parte se refiere a mis vivencias durante la Guerra Civil Española, pese a mi corta edad en aquel momento y no estando con los nuestros, los republicanos, sino del lado fascista donde nos tocó vivir a una parte de mi familia y a mí…
            Sus pasos por la vida siguen en nuestros recuerdos. Ella ya enfrentó su límite, y ha dejado rastro de la plenitud de su existencia. Nosotros, tenemos su ejemplo.