lunes, 29 de marzo de 2010

MASACRES POR DOQUIER


Días de Guardar
MASACRES POR DOQUIER

            El domingo de ramos era tradicionalmente una día de guardar, como el resto de la llamada Semana Mayor; sin embargo, este domingo próximo anterior no lo guardó el retén que se ubicaba entre el Ejido El Aval y el poblado Los Naranjos, en el Municipio de Pueblo Nuevo, Estado de Durango.
            Dicho retén masacró, materialmente, a 10 niños y jóvenes que viajaban a bordo de una camioneta. La edad de los asesinados frisa entre 8 y 21 años. Su falta, al parecer, es el no haberse detenido cuando les marcaron el alto.
            Ese retén, al decir del gobierno, era “falso”, ya que estaba constituido por “sicarios” pagados por la delincuencia organizada; mientras los niños y jóvenes ultimados habían ido a recibir apoyos de un programa educativo.
            Recientemente el ejército se vio involucrado en la muerte de 2 estudiantes de postgrado del Tecnológico de Monterrey, cuyos cadáveres oficialmente fueron, durante varios días, señalados como de los malhechores narcotraficantes que se enfrentaban a las fuerzas armadas, y al final el gobierno reconoció el error, quedando todo en silencio.
            Ahora, respecto a ese crimen de Durango, hay personas que no le creen al gobierno, y aseguran que ese retén estaba formado por soldados; lo que de confirmarse, vendría a ser otro tremendo error, y otra vez todo en silencio.
            Según la indecisa declaración del procurador de Justicia del Estado de Durango, “el falso retén… de presuntos sicarios lanzaron granadas al vehículo…”; mientras que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, en conferencia de prensa de ayer lunes, expresó las condolencias del gobierno federal “a los familiares y amigos de los jóvenes asesinados en Durango", ratificando que los hechores son “delincuentes, quienes montaron un falso retén donde ejecutaron a los jóvenes”.
            ¿Y qué va a pasar?, si de aquí a unos cuanto días aparecieran pruebas de que fue otro atroz equívoco de las fuerzas armadas, o lo que es más grave, otro error del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa, como comandante supremo de esas fuerzas.
            Cuando se discutió y se aprobó el artículo 122 de nuestra Carta Magna de 1857: “En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con disciplina militar…”, Ponciano Arriaga expresó en un voto particular: “… el ejército permanente… nunca vive en contacto directo con los pueblos… (que) jamás se vean esas rivalidades, esos celos de militar a paisano que son tan frecuentes entre nosotros…
            Y Francisco J. Múgica, destacado constituyente en nuestra Carta Magna de 1917, al discutirse y aprobarse el artículo 13 externó: “… el fuero de guerra… no es más que un resquicio histórico del militarismo que ha prevalecido en todas las épocas de nuestra vida… a primera vista no parece un peligro… (pero) se convierte, indefectiblemente, en un desquiciamiento social, corriendo el tiempo… el inevitable choque de esas dos fuerzas antagónicas (civiles y militares) llegan hasta perjudicar a las instituciones, más que por ellas mismas, por los hombres que las representan…
            En estos días de guardar, y hasta en los de no guardar, las fuerzas armadas de México merecen todo el respeto del pueblo. Su naturaleza jurídica, política y ética, fue establecida y delineada claramente por nuestra Constitución; y no es para que traten con la sociedad y sus integrantes de manera directa. Otro es su origen, y su finalidad, mientras esto no se entienda, y se acate, tendremos masacres por doquier.