martes, 18 de agosto de 2015

Desigualdades excesivas
ENGRANAJES DE NUESTRO SISTEMA
        En el Foro Comercio e Inversiones Chile-México, el Presidente Enrique Peña Nieto manifestó que: "Hemos hecho reformas que son el mejor blindaje para sortear escenarios adversos como los que el mundo nos está presentando".
        Y un día antes de ese discurso se publicitó que, conforme al artículo 63 de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, (aunque en dicha ley es el 62) "los secretarios de Hacienda y Energía, el gobernador del Banco de México, y otros funcionarios más, contarán con seguros, fianzas o cauciones, que cubran el monto de la indemnización por daños que cause su actuación en ejercicio de sus atribuciones".
        En otras palabras y como reza dicha nota, "Blindará el gobierno con seguros y fianzas a altos funcionarios de los sectores energético y hacendario, por los daños que cause su actuación en el ejercicio de sus atribuciones", excepción de cuando haya dolo, mala fe o ilícitos.
        Corremos riesgo de que con el erario se blinde a todo funcionario.
        Pero, si de "blindar" se trata, si en el fondo el propósito es proteger al máximo a la mayoría de los mexicanos con reformas que nos cubran de los escenarios adversos venideros, y al revestir de seguridades a los funcionarios públicos ya citados, por qué no explicar de manera sencilla y breve, para que el común de la gente lo entendamos, ¿cómo a través de esos blindajes se está protegiendo a los 120 millones de connacionales?
        Porque lo que estamos viviendo como resultados inmediatos, de dichas reformas, es el aumento de las desigualdades excesivas.
        Ahora, en nuestra economía, los ricos son más ricos, y los pobres son más pobres.
        En nuestro sistema educativo tenemos más académicos con maestrías y doctorados, pero mayor analfabetismo y deserción en el grado de primaria.
        El poder político se concentra en pocos, mientras la mayoría es un objeto político al que se le cachondea retóricamente en sólo descargo de una deuda atrasada.
        Agregando a lo anterior, la falta de respeto al decoro nacional, por haber diseñado nuestra reforma energética el Departamento de Estado de los EU, según los documentos públicos dados a conocer por el gobierno de ese país; claro, con el auxilio de empresas transnacionales interesadas en el petróleo.
        No desconocemos ni desoímos lo declarado de inmediato por nuestros funcionarios federales, desmintiendo los documentos gringos dados a conocer al respecto; empero, el pueblo de México ya no les cree.
        Y es que lo malo no sólo está en los grupos y las personas que gobiernan, en unos más y en otros menos, sino que se encuentra en el engranaje de nuestro sistema.
        La forma de organización, el medio ambiente socioeconómico, el modo en que producimos, distribuimos y consumimos, ha generado contradicciones y desigualdades extremas, en una dialéctica retroalimentación con los pocos beneficiados, y la mayoría victimada.
        La mentira y corrupción made in México es nuestro primer lastre a desechar. Debe ser nuestra primera reforma, en serio, en serie.