Surrealismo nacional
puro
OTRO ESCAPE DEL
CHAPO
Fallecido Jacobo Zabludovski, y al margen de las opiniones
vertidas post mortem sobre él, tanto por sus admiradores como por sus
detractores, el balance final le favorece: inteligente, discreto, leal,
trabajador, de un humor fino, y símbolo de ese medio masivo tan importante como
peligroso que es la televisión, la que por el bien de México merece estar en mejores
manos.
Si alguien personifica actualmente a la
televisión, en nuestro país, es Jacobo, y no los dueños o accionistas de esas
empresas. Humano fue, con defectos y virtudes. Nadie es perfecto, al menos
nadie que yo conozca.
Fue, entre otras cosas, eficaz promotor
del tango, y adicto a él, a grado de buscar y rebuscar los más pequeños
detalles de las letras, músicas, autores, e intérpretes, de esa música aún
recordada.
En memoria a Jacobo, y en honor al
Tango, recordaré una de las joyas que escribió Enrique Santos Discépolo,
llamada Cambalache, y referida a cómo veía él en 1934 al Siglo XX, como
"un despliegue de maldad insolente", en donde "se vivía en la
impostura", "atropellando a la razón", considerando que "es
igual un burro que un gran profesor", y que "los asesinos, rateros y
traidores nos han igualado".
En fin, Cambalache en su versión Siglo
XXI sigue percibiendo al "mundo como una porquería, en donde vivimos en un
mismo lodo manoseao".
Sin embargo, y por fortuna, ni el Siglo
XX ni el XXI son totalmente Cambalache. Ni todo es porquería ni maldad
insolente ni imposturas ni atropellos a la razón ni siempre los burros son
superiores a los grandes profesores; empero, sí, hay partes de nuestro mundo a
las que describe bien la letra de Cambalache.
Ejemplificaré.
El Presidente Enrique Peña Nieto visita
París con una "comitiva de 143 personas", según nota de la Secretaría
de Relaciones Exteriores.
Mientras, Andrés Manuel López Obrador
señala desde Chiapas que "el Presidente Peña Nieto lleva alrededor de 400
invitados gorrones a su gira de trabajo por Francia".
¿A quién creer?, ¿quién está en la
impostura?, ¿quién despliega maldad insolente?, ¿quién está atropellando a la
razón?, ¿cuál de las dos cifras es la exacta?, aunque cualquiera de las dos es afrenta
ante las penurias nacionales.
¿143, o alrededor de 400? La diferencia
es considerable, y debe investigarse la verdad. Pueden ambos números ser
erróneos, pero estas imprecisiones provocan confusión lodosa y manoseada.
Dentro de este sistema fangoso, y
difuso, sorprende que en Francia estaban tanto el Presidente de México como el
secretario de Gobernación cuando se da la evasión del Chapo Guzmán, no siendo
aconsejable que los dos salgan del país al mismo tiempo.
De inmediato el Presidente dispuso el
retorno de su colaborador, calificando la fuga como "una afrenta para el
Estado mexicano".
Dada la versión oficial, del escape,
empieza de inmediato por doquier a ponerse en duda. La falta de credibilidad
del gobierno mexicano es aterradora.
¿Hasta dónde llegará nuestro surrealismo
nacional?