lunes, 6 de julio de 2015

Se agudizan las contradicciones
LAS VERDADES EN EUROPA
        "Europa" fue una creación griega de milenios pasados, como mitológica y bella mujer amada por Zeus, quien transformado en toro la raptó para convivir con ella en Creta; empero, "Europa" como una comunidad de naciones en ese territorio horizontal, unidas cultural y socioeconómicamente en los tiempos actuales, mucho sigue teniendo que ver con aquella Grecia, original raíz de la cultura de occidente.
        Con todo ello, las tragedias como las comedias de la vieja Grecia son diferentes a la teatralizada vida que en el 2015 escenifica ese pueblo, con su reciente referéndum, organizado desde el poder ejercido por su Primer Ministro Alexis Tsipras, ingeniero civil de 40 años, quien en realidad no le ha mentido a nadie, ya que desde su campaña electoral planteó posiciones de izquierda radical.
        Ni Esquilo ni Sófocles ni Eurípides ni Aristófanes tienen que ver, directamente, con el fenómeno actual de ese país de significada estirpe. Nada representan, con precisión real, ni Edipo ni Medea ni Antígona ni Layo, en el conflicto que confronta a la Comunidad Europea y a Grecia.
        El trance entre los gobiernos de esa comunidad con el gobierno griego, parte de esa misma unión, es eminentemente económico, e influye en las finanzas de todo el mundo, incluyendo a México, quien a sus propios problemas tiene que sumar los que le impongan los conflictos internacionales, totalmente globalizados y planetarios.
        Lo que vive y sufre la economía europea es la agudización de las contradicciones que está generando el capitalismo, sistema económico que en sus inicios fue revolucionario, y que llegó para resolver las contradicciones agudas generadas por el sistema económico feudal.
        Hoy la parte débil de ese sistema capitalista es la distribución de la riqueza.
        Y es lógico, para que el capitalismo avance y se fortalezca se requiere la concentración de la riqueza en pocas familias, en pocas manos, y esto produce, naturalmente, un puñado de multimillonarios, pero miles de millones de hambrientos, haciendo que la economía macro para los ricos vaya muy bien, mientras la microeconomía para las mayorías está a punto del colapso violento.
        Pero si se distribuye la riqueza, ya no se fabrica la concentración de capital, y el sistema de ese nombre se debilita.
        De una forma u otra, la actual forma capitalista de producir y distribuir se encuentra rumbo a su muerte; y ésta le llegará, cuando agote sus posibilidades, y sus contradicciones lleguen a un callejón sin salida.
        En esas contradicciones se mueven los países ricos europeos encabezados por la poderosa Alemania, y los pobres del mundo suman aplausos para la Grecia pobretona y débil. Y los dos grupos confrontados tiene su propia verdad, y valen ambas.
        El "no" de Grecia tiene su razón: "que no nos maten de hambre ni pisoteen nuestra dignidad".
        "Paguen lo que deben, vivan su austeridad, produzcan más de lo que consumen", también es válida esta postura de la Comunidad Europea.
        Esas verdades agudizan sus contradicciones.