No generar chapos
MÉXICO TIENE REMEDIO
Al Presidente Enrique Peña Nieto le
urgía hablar, en territorio mexicano, sobre la fuga del Chapo y la situación de
nuestro petróleo.
Así fue montado, otra vez, el tema de la
inversión por 650 millones de dólares que efectuará en la región noroeste de
Michoacán la empresa BAFAR, pero ahora en la residencia presidencial.
En las dos terceras partes de su
discurso trató los asuntos de la fuga y del petróleo, siendo la ampliación
empresarial un mero enmarque.
Debió ser duro, para él, contenerse para
no tratar esos temas en Francia, en su calidad de invitado especial a la
conmemoración del CCXXVI aniversario de la Toma de la Bastilla.
Fue tanta la distinción para México y
para el Presidente Peña Nieto, que hizo bien en permanecer allá hasta la
conclusión del compromiso oficial, puesto que nada o poco podría lograrse con
su retorno frente a los incómodos problemas inesperados.
El golpe para el país y el ejecutivo
federal estaba dado con precisión y maldad. Beatriz Pagés, una lúcida y
valerosa inteligencia que busca la verdad y ejerce la libertad, sintetizó
clarificadamente la esencia del hecho: El Chapo se fugó al unísono del viaje
del gabinete presidencial a París, y antes de la primera subasta de la Ronda
Uno para asignar zonas de exploración y explotación de petróleo, dándose así el
mensaje de que México no es seguro para las inversiones y que hay un poder
paralelo al gubernativo. La fragilidad del Estado mexicano quedó a la vista y,
lo más grave, la población se identifica más con los delincuentes que con las
autoridades; por ello, es tiempo de tomar eficaces decisiones.
Peña Nieto en el acto empresarial asumió
dos cosas: el error que permitió la evasión y el desafío de atraparlo de nueva
cuenta.
Y aunque nunca, en su discurso, dio el
nombre del delincuente, el Chapo con su escape se ha impuesto como tema central
de los medios masivos de comunicación, como hecho comentado cotidianamente por
la población, y como parte de la agenda presidencial.
¿Merece México tamaña torpeza?
Nuestro sistema penitenciario desde hace
sexenios exige a gritos una reforma de fondo.
El Presidente Barack Obama recién visitó
una cárcel federal en Oklahoma, y quedó motivado para promover certeras
reformas al ver una sobrepoblación que revela que las cárceles, por lo común,
son para los negros y los morenitos, los faltos de educación, y los pobres.
Observe personalmente, señor Presidente,
la realidad penitenciaria de México, cientos de veces peor que la
estadunidense, y busquemos soluciones. No es cosa sólo de ideales, sino de
ideas; no únicamente de discursos, sino de acciones prácticas.
Nuestra anemia cultural y económica es
la que engendra chapos. Si no queremos tiempos catastróficos requerimos tener
ocupados productiva y educativamente a todo mexicano.
Debemos trabajar y prepararnos; el ocio provoca
zánganos y vicios.
¡México tiene remedio!; los que no
tienen remedio son los funcionarios deshonestos, flojos e incapaces.