lunes, 15 de junio de 2015

Capacidad de auto repararse
LOS MIASMAS DE LA POLÍTICA
        Cuando los fenómenos políticos se estudian, con método científico, se obtiene un espectro impresionante de lo que significa el poder para los seres humanos.
        Sobre todo lo que representa el poder público, con su amplio abanico de servidumbre, su atrayente grandeza, y sus consabidos miasmas.
        Dicho lo anterior, afirmo que ningún humano deja de participar en ese fenómeno; aun aquel que grita que él nunca ha sido ni es ni será político se evade de dicha actividad, ya que su propio alarido lo hace cómplice de la política con su frustrado intento de evasión.
        Desde luego que la política en el mundo, y en México en particular, no goza de prestigio actualmente.
        Chapuzas, trampas, corrupciones, mentiras, raterías, asesinatos, desapariciones forzosas, juicios grotescos a inocentes, absoluciones a reconocidos culpables, y muchos otros conceptos miasmáticos, la gente común absolutamente los liga con la política, erróneamente.
        Ya que si bien de manera relativa a ciertas personas, tiempos, espacios, y ambientes, se les puede calificar de podredumbre política, el generalizar es un equívoco.
        Empero, hoy pretendo enfocar la manera en que nuestro país pudiera de inmediato y en automático remediar esos miasmas políticos, tomando experiencia de otras áreas del conocimiento humano, pero en aplicación a la naturaleza que ingesta la propia política.
        Desde hace poco más de una década en la Universidad de Illinois, en los EU, se han dado los primeros pasos para que todos los equipos hechos con carbono se auto reparen. Y con esos materiales auto curables han resuelto prácticamente problemas en bicicletas y turbinas eólicas.
        Siguiendo esa tecnología en la Universidad de Bristol, en el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, un grupo de científicos trabaja en el proyecto de fabricar "aeronaves que se curan a sí mismas", y aseguran que dentro de los próximos 10 años harán posible ese propósito.
        En ambas universidades explican que para ese fin se inspiraron en la manera que el cuerpo humano cura sus propias heridas cuando se produce un corte en la piel, y la sangre se solidifica hasta formar una cascara o costra, hasta que ésta se cae, una vez que el tejido se ha vuelto a reconstruir.
        Esos proyectos de investigación universitaria en vías exitosas, que se inspiraron en el ser humano, deben retornar a él en el campo de la política para, con eficacia, al menos reducir lo más posible tantos miasmas que han infectado gravemente a tan noble actividad.
        Percibo que no faltarán quiénes digan que los seres humanos no son ni fuselajes de avión ni turbinas ni bicicletas, y que además añadan que la política no es una ciencia.
        Entiendo la inercia y la cerrazón de mucha gente para no aceptar que los fenómenos que se dan en este planeta están emparentados todos entre sí, con vasos comunicantes a la vista de todos.
        Pero considero posible el saneamiento político, con decisión y método científico.