lunes, 4 de mayo de 2015

Colectivo de científicos
LOS PADRES DE LA PENICILINA
        Rosenda, mi hija, nos aporta y aclara constantemente cuestiones relativas a la ciencia; y lo hace, con gran sencillez, objetividad y encanto.
        Al pedirle en reunión familiar que nos explicara los alcances del hecho recién descubierto en Teotihuacán, sobre el hallazgo de encontrar en un entierro precortesiano una vasija con mercurio, nos refirió que ese elemento químico se halla en su estructura natural como sólido, polvoso, rojizo, pero una vez que con el calor se licúa, bajo la acción del ser humano, (conocimiento que estuvo al alcance de varias naciones originales o precortesianas que habitaron en el territorio que hoy es de México) queda en ese estado, como si se tratara de un grueso aceite de plata de forma geométrica imprecisa, sorprendente, curiosa y llamativa, que se junta y se separa, sin dejar ningún embarre.
        Siendo, nos dijo, la teotihuacana una comunidad teocéntrica, seguramente ese elemento ya licuado perteneció a un religioso con poder.
        Después de escuchar lo anterior, recordé que, hace algunos años, Rosenda nos contó a todos, en casa, que el descubrimiento de la penicilina se debía a todo un colectivo, y no únicamente al escocés Alexander Fleming. (1881-1955)
        En su narración nos fue explicando, a detalle, la enorme importancia que tuvo, y tiene, la penicilina para el ser humano: la cantidad de vidas que ha salvado, y cómo ha influido en el aumento de las posibilidades y expectativa de vida de los individuos y pueblos del mundo.
        Nos aclaró que en la ciencia, y en el caso del descubrimiento de la penicilina en particular, fue un colectivo de científicos quien hizo ese gran aporte, y no una persona en lo individual, por lo que el hecho de que sólo se siga reconociendo a Fleming, ese logro, es una injusticia tanto para todos los que intervinieron como para él mismo.
        Y, después, nos fue citando a Norman George Heatley, (1911-2004) Howard Walter Florey, (1898-1968) y a Ernst Boris Chain, (1906-1979) quienes, entre otros, fueron con Fleming los fundamentalmente involucrados en este descubrimiento; detallándonos cómo cada uno de ellos había participado; y, como tres de ellos habían obtenido el Premio Nobel de Medicina 1945, mientras que Norman Heatley injustamente no había sido galardonado con ese ameritado premio. Agregando que Fleming consciente o inconscientemente, por su mayor edad, renombre, experiencia, seguridad, desplante, y labia, había pasado a la historia como el exclusivo descubridor de la penicilina.
        Después de escuchar esa narración, todos los presentes le pedimos a Rosenda que escribiera un ensayo sobre esos hechos por ella investigados.
        Ahora supe que ya concluyó el ensayo, que próximamente será publicado, y esta noticia me hizo recordar aquella historia humana que nos contara sobre el descubrimiento de la penicilina con las palabras cadenciosas impresas en su voz, cargadas de conceptos atractivos y claros que fluyeron impactándonos a todos los presentes.
        Los fenómenos científicos, y los relatos humanos sobre ellos, siempre deben ser atractivos.