Un informe de
reformas
"MI PACTO ES
CON EL FUTURO DE MÉXICO"
Antes de conocerse públicamente el
contenido del Segundo Informe de Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto,
presentado con riguroso ajuste a las formas constitucionales marcadas por
nuestra Carta Magna, el director del Banco de México, Agustín Carstens,
manifestó con sentimiento teológico: "México, gracias a dios, ha venido
mejorando su crecimiento... esto es una señal de que el bajo crecimiento es un
fenómeno generalizado".
El encargado del banco central de
nuestro país siguió enfático: "Una vez que las reformas estructurales
empiecen a implementarse, darán el empuje para llegar a un crecimiento cercano,
o superior, al 5% de nuestro producto interno bruto; esto será al término de la
actual administración, en el horizonte del 2018".
Y para lograr esa tasa de desarrollo
recomendó, entre otras cosas relativas a la implementación de dichas reformas,
fortalecer las fuentes internas de crecimiento, lograr mayor productividad a
través de una competitividad en la economía.
Si analizamos el dicho de Carstens
obtendremos, de principio, la conclusión de que no es gracias a las reformas ni
al esfuerzo organizado de los mexicanos el poco avance que él asegura que ha
logrado el país, sino que se ha conseguido "gracias a dios"; pero,
sin habernos aclarado el gobernador del Banco de México a cuál de todos los
dioses quiso referirse.
Tampoco nos explicó, en su ponencia, el
porqué nuestro leve crecimiento económico es señal del bajo acrecentamiento
mundial que, a su valorar, resulta un fenómeno generalizado. Ni menos nos
expresa el porqué no lo dijo antes de que las reformas se presentaran y se
aprobaran; puesto que ahora las reformas de poco servirán ante ese fenómeno
mundial de decrecimiento.
El gobernador Carstens nos confunde a
todos cuando agregó tácitamente que las reformas estructurales aprobadas no han
empezado a implementarse, así que no han dado ningún empuje al crecimiento
nacional.
Pero una vez ejecutadas esas reformas,
don Agustín certifica que el producto interno bruto de México será más o menos
del 5% anual, y este efecto de elevación económica él lo percibe en el lejano
horizonte del 2018, pero, siempre y cuando se implementen bien esas reformas,
se fortalezcan las fuentes internas de crecimiento, y crezca nuestra economía a
través de un sistema de competitividad.
En otras palabras, las cacareadas
reformas por sí solas no tendrán efectos ni siquiera en el 2018, si no sumamos
ahora todo lo que él nos indica.
Así que las formas de un informe de
reformas, según el titular del Banco de México, tenemos que verlas con
telescopio en un horizonte tan futuro como incierto.
Por otra parte, pero en vínculo con lo
anterior, recordamos que el Presidente Enrique Peña Nieto enunció una frase
corta y contundente: "Mi pacto es con el futuro de México"; y a
partir de ya, el Presidente necesita indicarnos, práctica y calendarizadamente,
el contenido real del futuro de México con el que ha pactado.