lunes, 15 de septiembre de 2014

Los pobres del mundo
MAGNÍFICO NEGOCIO DE LOS RICOS
        Reconocemos a septiembre como "el mes de la Patria"; por esto, no nos sorprende que durante estas semanas tengamos en México símbolos patrios por doquier, y discursos patrióticos en cada ceremonia.
        Así, cuando el Presidente Enrique Peña Nieto expresó el 13 de septiembre próximo anterior que "México somos todos, y lo construimos entre todos", lo aceptamos como parte del ritual cívico, pero también nos permite reflexionar ¿cómo estamos construyendo a nuestro país?, ¿lo estamos construyendo a voluntad de todos, o al menos de la mayoría?, ¿unos pocos están determinando cómo se construya, a favor de todos, o a favor de quienes ejercen el poder?
        La primera parte de la frase presidencial es clara. Es cierto que México somos todos; en esto no existe ninguna duda.
        La incertidumbre aparece en el concepto final de dicha expresión. Podríamos aceptar, en inicio, que lo construimos entre todos, pero... ¿quiénes lo diseñan, y nos obligan a construirlo?, ¿es posible, y deseable, consultarnos a todos para el diseño? Conforme al artículo 40 constitucional somos una "república representativa"; empero, la supuesta democracia o la galopante demagogia ha incrustado en leyes secundarias normas jurídicas propias de una república popular, lo que constitucionalmente no somos.
        Por otra parte, en eso de construir, desde los grandes edificios hasta los enormes complejos urbanos, las manos de los obreros y los maistreros son las que manejan máquinas o tabiques, hasta pintar y dar los últimos acabados, para que al final ellos, directos constructores, no tenga más que un salario de hambre, y nunca jamás puedan entrar a esos hermosos inmuebles construidos con su esfuerzo.
        Esa peligrosa e injusta distribución de los bienes y de los servicios producidos en nuestro país refleja el pésimo reparto del producto interno bruto en México, generando la grave inseguridad y el dramático desempleo que padecemos.
        Y ante esa azarosa y desconsoladora situación el Presidente Peña Nieto nos asegura que para construir una mejor nación se comienza por una nueva actitud y un nuevo compromiso, "por lo que es momento de renovar el ánimo y la confianza en México".
        Esa "nueva actitud y nuevo compromiso", ¿en qué consisten de manera precisa?, ¿en qué consisten para los dueños del capital?, ¿en qué consisten para los trabajadores?, en forma concreta, ¿en qué consisten para todos los mexicanos?
        Los pobres del mundo, pero más los pobres de nuestro país, han venido resultando un próspero negocio para los dueños de un capital mercantilista que sólo atiende a sus ganancias, y jamás cuida a los seres humanos.
        Más de 2 mil empresas en México cobran a gente de clase media créditos con interés mayor al 75% anual, lo que los va a empujar al sector de pobreza.
        Aun así, los mexicanos tenemos ánimo renovado, y mucha confianza en México. En lo que ya no creemos es en la pésima y turbulenta forma de organización socioeconómica que nos está destruyendo.