lunes, 4 de agosto de 2014

Héctor Ceballos Garibay
LA QUERENCIA AL TERRUÑO      
        El próximo jueves 7 de agosto se presentará a las 19 horas en la Casa Natal de Morelos el libro titulado La querencia al terruño, cuyo autor es el ya reconocido escritor Héctor Ceballos Garibay.
        El nombre de la obra es sugestivo, ya que la mayoría de los seres humanos buscamos esa querencia, la padecemos o la gozamos. Los nacidos en las grandes urbes andan tratando de adquirirla; mientras que los aborígenes, de provincias, la mayoría de las veces padecemos gozosos la vida o los recuerdos de nuestra aldea.
        El autor del libro es de Uruapan, Michoacán, y el gusto por escribir le viene por su ADN y por vía de su propio desarrollo cultural.
        Su padre José Ceballos Maldonado, médico de profesión, dejó una gran obra literaria, por calidad y cantidad; y, ahora su hijo Héctor se ha dedicado, bajo riguroso y constante estudio académico a escribir libros tan atractivos como aleccionadores.
        Héctor Ceballos advino al mundo ocho años después de que iniciara la segunda mitad del siglo XX dentro de una familia respetable y respetada que vivía en Uruapan, ciudad a la que le nace un hermoso río en sus entrañas.
        Ahí Héctor realizó sus primeros estudios escolares, y tuvo sus primeras vivencias; para después pasar a la Ciudad de México a cursar preparatoria y a adquirir una profesión, obteniendo de la Universidad Nacional Autónoma de México, sucesivamente en procesos académicos programados, la licenciatura, la maestría y el doctorado en Sociología.
        Su gusto por escribir se le ve a flor de pluma. Es un expresivo sistemático. Se observa en su palabra escrita, y en su comunicación oral, método académico. En el fondo de su decir está un profesor en ejercicio pedagógico.
        Me agrada leer lo que escribe, y me es edificante su plática. Su aceptación para algunas tareas han auxiliado a la Secretaría de Cultura del Gobierno de Michoacán; y Héctor ha reflejado en ellas responsabilidad y eficiencia.
        Algunos de los temas que constituyen las dos partes de este libro han sido ya trabajados por él en otras publicaciones. Esto es común en cualquier escritor que va forjando mejoras en sus decires escritos; así, sus conceptos, como las piedras que ruedan por el movimiento constante de las aguas en los arroyos, se van puliendo hasta perfeccionarse.
        En su ensayo El placer de mirar, Héctor Ceballos nos asegura que el checo (1853-1934) "Adolf Hoelzel fue el creador en 1905 de la primera obra abstracta en la historia de la pintura moderna", aunque sea al ruso Vasili Kandinsky (1866-1944) a quien todo mundo reconoce como el fundador del arte abstracto.
        Ambos revelan "la impronta del azar" en sus obras plásticas, influidos por la misma atmósfera que llevó a la relatividad y a la física cuántica a Max Planck y a Ernest Einstein.
        Ceballos Garibay, acucioso escritor, es reconocido ya en el mundo de la literatura, tanto por lectores como por editores.