El poder sin verdad
¡NOS DESHONRA!
Las tesis y las prácticas reformistas,
para los trastornos del presente, resultan superficiales y de poco alcance.
Son profundos, y enredados en contradicciones,
los problemas en que nos estamos ahogando los habitantes de la Tierra, y frente
a esta realidad reflexionemos honesta e inteligentemente, para así poder solucionar
con eficacia nuestros embrollos.
Parodiaré un razonamiento de Federico
Nietzsche (1844-1900) sobre el saber: "En algún punto perdido del
universo, cuyo resplandor se extiende a innumerables sistemas solares, hubo una
vez un astro en el que unos animales inteligentes inventaron el salario mínimo
y las empresas criminales. Fue aquel el instante más mentiroso y arrogante de
la historia universal."
Como se observa, bajé la
conceptualización a temas tan específicos como el "salario mínimo", y
las "empresas criminales", pero podría elevarla a temas como el
"esclavismo", el "feudalismo", o el
"capitalismo", formas de organización inventadas por esos animales
inteligentes a los que Nietzsche hace cita en una perspectiva cósmica.
El esclavismo tenía esclavos que eran
los más, y dueños de esclavos que eran los menos, siendo éstos los de mejor
calidad de vida.
Los señores feudales, en el feudalismo,
eran los dueños de todo, y los siervos eran parte de ese todo; obvio, los primeros
eran pocos y su vida era más cómoda. Los siervos eran muchos.
Históricamente y como clases
socioeconómicas, en desarrollo dialéctico, los amos de esclavos y los señores
feudales devinieron, en el capitalismo, a ser los dueños de los grandes
capitales, propietarios de los medios masivos de producción; mientras que los
esclavos y siervos son hoy, por hoy, los trabajadores asalariados.
Igual que los seres humanos en el año
2014 reprobamos que haya habido esclavos y siervos, esclavismo y feudalismo, en
siglos anteriores, y el que aún existan reductos de esas formas de explotación
humana, de aquí a 100 ó 500 años nuestros herederos reprocharán el que hayan existido
formas de organización capitalista que generan pocas familias multimillonarias,
y muchedumbres constituidas por obreros con salarios de miseria, en el mejor de
los casos, y por millones de hambrientos sin trabajo.
Sin intenciones demagógicas de ningún
signo ideológico, reconozcamos los hechos anteriores para encontrarles honorable
y eficiente remedio, sobre todo en nuestro país. No esperemos que las
soluciones nos lleguen del extranjero y del norte.
No se trata, para el caso concreto, de
simple e irresponsablemente elevar el salario mínimo a cien o a un millón de
pesos diarios, pues lo único que provocaremos es que los precios de todos las
mercancías suban, a donde los salarios jamás podrán alcanzarlos, ya que los
dueños del capital son también los propietarios de la velocidad y del poder.
Empero, tampoco debemos criminalizar a
las empresas ni a los empresarios, aunque hay algunos muy criminales. Hagamos
que el poder sólo tenga poder cuando tenga la verdad.
La verdad sin poder enorgullece. El
poder sin verdad nos avergüenza y deshonra.