miércoles, 20 de agosto de 2014

¡No!, a las confrontas violentas
FUERA GESTICULADORES Y CARETAS                   
        Los países de sólido desarrollo tienen a la cultura como cimiento, y acabado final, de toda estructura; con vínculo conductor eficaz en ambos extremos.
        Lo mismo para la educación que para la política energética; igual para las fuerzas armadas que para la diplomacia en las relaciones exteriores; para asuntos de gobernación como para la producción alimenticia.
        Toda acción humana requiere de maciza base cultural conciliada con un terminado ético y estético en su última etapa. Cuando se logra lo anterior, obtenemos el llamado "tecné" por los griegos del siglo V antes de nuestra Era; o sea, conquistamos las dimensiones áureas en toda su armonía.
        A las recientes reformas promovidas por el Presidente Enrique Peña Nieto, acaso, les faltó esa consistente raíz y ese terminado aceptable; empero, también quizá, no tuvieron circunstancias ni tiempo ni espacio propicios, ni operadores bien preparados, para efectuar ese eficiente y delicado trabajo.
        Pero ya se hicieron esas reformas, y hoy por hoy tenemos que partir de esa realidad.
        Algunos de los partidos de la llamada izquierda mexicana están, a partir de ese contexto, obteniendo firmas para lograr que se realice el 7 de junio del 2015 una consulta ciudadana que revierta las reformas constitucionales, y las leyes secundarias de esa reforma energética; y varias secciones sindicales de profesores de la República siguen ejerciendo vía presión su propósito de echar abajo la reforma educativa.
        Así que ahora tendremos que vivir en medio de la lucha del grupo reformista que encabeza el gobierno con sus fuerzas armadas, sus ministerios públicos y sus órganos jurisdiccionales, partidos políticos afines a estas reformas y población simpatizante, y el grupo antireformista con algunos funcionarios públicos federales, algunos gobiernos estatales y municipales, partidos políticos amigos, y pueblo adepto.
        Ambos contendientes tienen sus palomas y sus halcones. Los radicales de las dos posiciones están utilizando similar lenguaje: "los vamos a mandar a la chingada"; "les vamos a partir la madre". Dos resentimientos enfrentados así lo único que le parte es el futuro a México, mandándolo a una regresión atroz
        Existen también los que no se deciden ni por unos ni por otros, y coquetean con los dos, atizando los odios enfrentados de forma irresponsable, para buscar únicamente un provecho personal y egoísta.
        Pareciera un panorama de la primera mitad del siglo XIX mexicano con personajes de inicio del siglo XXI.
        La verdadera revolución, o la auténtica reforma, es necesaria en la conciencia de la mayoría de la población, en su cultura y en su proceso educativo, pero hay fuerzas negativas que impiden este avance.
        El día que logremos un México culto y educado, los actores políticos, económicos, educativos, religiosos, y de carácter social, que sean gesticuladores, mentirosos, rateros y flojos, el pueblo en pleno escenario les quita las caretas, descalificándoles para siempre, aplicándoles el castigo que en derecho corresponda.
        Mientras, no vayamos a caer en la confronta violenta de reformista y antireformista.