¡No!, a las
confrontas violentas
FUERA GESTICULADORES
Y CARETAS
Los países de sólido desarrollo tienen a
la cultura como cimiento, y acabado final, de toda estructura; con vínculo
conductor eficaz en ambos extremos.
Lo mismo para la educación que para la
política energética; igual para las fuerzas armadas que para la diplomacia en
las relaciones exteriores; para asuntos de gobernación como para la producción
alimenticia.
Toda acción humana requiere de maciza
base cultural conciliada con un terminado ético y estético en su última etapa. Cuando
se logra lo anterior, obtenemos el llamado "tecné" por los griegos
del siglo V antes de nuestra Era; o sea, conquistamos las dimensiones áureas en
toda su armonía.
A las recientes reformas promovidas por
el Presidente Enrique Peña Nieto, acaso, les faltó esa consistente raíz y ese
terminado aceptable; empero, también quizá, no tuvieron circunstancias ni
tiempo ni espacio propicios, ni operadores bien preparados, para efectuar ese
eficiente y delicado trabajo.
Pero ya se hicieron esas reformas, y hoy
por hoy tenemos que partir de esa realidad.
Algunos de los partidos de la llamada
izquierda mexicana están, a partir de ese contexto, obteniendo firmas para
lograr que se realice el 7 de junio del 2015 una consulta ciudadana que
revierta las reformas constitucionales, y las leyes secundarias de esa reforma
energética; y varias secciones sindicales de profesores de la República siguen
ejerciendo vía presión su propósito de echar abajo la reforma educativa.
Así que ahora tendremos que vivir en
medio de la lucha del grupo reformista que encabeza el gobierno con sus fuerzas
armadas, sus ministerios públicos y sus órganos jurisdiccionales, partidos
políticos afines a estas reformas y población simpatizante, y el grupo
antireformista con algunos funcionarios públicos federales, algunos gobiernos
estatales y municipales, partidos políticos amigos, y pueblo adepto.
Ambos contendientes tienen sus palomas y
sus halcones. Los radicales de las dos posiciones están utilizando similar
lenguaje: "los vamos a mandar a la chingada"; "les vamos a partir
la madre". Dos resentimientos enfrentados así lo único que le parte es el
futuro a México, mandándolo a una regresión atroz
Existen también los que no se deciden ni
por unos ni por otros, y coquetean con los dos, atizando los odios enfrentados
de forma irresponsable, para buscar únicamente un provecho personal y egoísta.
Pareciera un panorama de la primera
mitad del siglo XIX mexicano con personajes de inicio del siglo XXI.
La verdadera revolución, o la auténtica
reforma, es necesaria en la conciencia de la mayoría de la población, en su
cultura y en su proceso educativo, pero hay fuerzas negativas que impiden este
avance.
El día que logremos un México culto y
educado, los actores políticos, económicos, educativos, religiosos, y de
carácter social, que sean gesticuladores, mentirosos, rateros y flojos, el
pueblo en pleno escenario les quita las caretas, descalificándoles para
siempre, aplicándoles el castigo que en derecho corresponda.
Mientras, no vayamos a caer en la
confronta violenta de reformista y antireformista.