Cuando el poderoso
la practica
NO ES TORTURA NI
TERRORISMO
La tortura, el terrorismo, el espionaje,
tienen sus elementos específicos y distintivos señalados por las leyes de cada
país; y cada norma que tipifica a estos delitos establece las hipótesis
jurídicas y las consecuencias de derecho para quienes con sus actos u omisiones
actualizan los supuestos preceptivos.
En los Estados Unidos de América, como
en los Estados Unidos Mexicanos y en la mayoría de las naciones del mundo, se
encuentran tipificados esos delitos y, sin embargo, cuando importantes
funcionarios los cometen, esos ilícitos quedan impunes.
Casos recientes los ha venido dando a
conocer el propio Presidente Barack Obama, entre confundido, franco, ingenuo,
cínico, dubitativo, pero siempre enredado.
La franqueza se da cuando Obama confiesa
que: "Tras los atentados del 11-S Estados Unidos torturó a gente...
hicimos algunas cosas malas, torturamos a personas, la CIA se encargó de ello.
Fue un error lo cometido, y no hay argumentos legales para justificarlo.
Comprometimos nuestros valores básicos al torturar. Hicimos lo que tanto
reprochamos a otros. Cruzamos la raya."
Ejerce el cinismo, la duda, y la
ingenuidad, cuando pretende justificar explicando, sin lograr ni el análisis
claro ni el descargo razonado: "No podemos juzgar con dureza a quienes
siendo verdaderos patriotas trabajan bajo presión fuerte y miedo generalizado,
aunque hicieron cosas malas. Ojalá no las vuelvan a hacer en un futuro."
Se nota más que confundido y enredado en
el momento que expresa: "No se aplicará ningún castigo ni le pediré la
renuncia a nadie."
Por si fuese poco lo anterior, el
Presidente Obama reconoce el espionaje que la CIA efectuó en la Cámara de
Senadores del propio EU, y de manera especial a los congresistas encargados de
investigar todas las torturas que se han hecho por instrucciones
presidenciales, o con la aceptación del Presidente.
Con antelación había admitido Obama que
algunas agencias gringas espiaban a los presidentes de todo el mundo,
incluyendo a sus amigos: Alemania, México, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá,
por sólo nombrar a algunos.
Y si hay confesión presidencial en la
tortura, en el espionaje, por parte de EU, muchos actos de autoridad de suma y
extrema violencia emanados o solapados por ese gobierno son una de las causas
del terrorismo en el mundo. Ese terrorismo islámico, persa, afgano, palestino,
musulmán, tiene una placa a la vista de todos: made in USA.
John Brennan, jefe de esa agencia de
inteligencia, acaba de pedir disculpas públicamente a la senadora Dianne
Feinstein, que preside la comisión espiada, por el fisgoneo cometido en su
perjuicio y el de sus colegisladores. Y es que aquí ya hay una confronta entre
poderes dentro de EU y una violación flagrante a la Cuarta Enmienda, y ya no se
trata de extranjeros, aunque sean presidentes.
Al poderoso no hay quién lo enjuicie. El razonamiento del gobierno estadunidense es claro, faltó de ética, y transgresor del derecho internacional: sólo nosotros podemos cometer terrorismo, espionaje, y tortura.
Al poderoso no hay quién lo enjuicie. El razonamiento del gobierno estadunidense es claro, faltó de ética, y transgresor del derecho internacional: sólo nosotros podemos cometer terrorismo, espionaje, y tortura.