Recordemos la misiva que firmó Miguel
Hidalgo y Costilla desde el "Cuartel General de la ciudad de Celaya, a 21
de Septiembre de 1810", dirigida al "Señor Intendente de la Provincia
de Guanajuato, Don Juan Antonio de Riaño", detectaremos el uso de dos
conceptos: el primero, "sentimientos"; y, el segundo,
"Nación".
Los transcribiré dentro de su contexto
epistolar: "Ya sabe usted el movimiento que ha tenido lugar en el pueblo
de Dolores la noche del 15 del presente. Su principio ejecutado con el número
insignificante de quince hombres, ha aumentado prodigiosamente en tan pocos
días. Me encuentro actualmente rodeado de más de cuatro mil hombres que me han
proclamado su Capitán General... No hay remedio señor Intendente, el movimiento
actual es grande y mucho más cundo se trata de recobrar derechos santos,
concedidos por Dios a los mexicanos, y usurpados por unos conquistadores
crueles, bastardos e injustos que, auxiliados de la ignorancia de los naturales
y acumulando pretextos santos y venerables, pasaron por usurparles sus
costumbres y propiedades, y vilmente de hombres libres convertirlos a la
degradante condición de esclavos. El paso lo tendrá V.S. por inmaduro y
aislado; pero esto es un error; verdad es que ha sido antes del tiempo
prefijado, pero esto no quita que mucha parte de la Nación no abrigue los
mismos sentimientos".
Así, desde la primera oleada de este
movimiento insurgente se hizo referencia a los sentimientos de la Nación.
Claro que el Intendente Riaño fue sordo
y mudo frente a la carta de Hidalgo, y ante esos sentimientos de la Nación
invocados por el suscriptor sublevado.
La segunda oleada de esa insurgencia la
encabezó José María Morelos y Pavón, quien desde su sensibilidad amplia y su
eficaz talento supo interpretar esos "Sentimientos de la Nación",
dándoles la estructura en contenido y forma con la que fueron presentados ante
el Congreso de Anáhuac, en Chilpancingo, el 14 de septiembre del 1813.
En inicio, el "sentimiento" es
la acción de sentir; pero también es un estado afectivo; pudiéndose entender
como la parte cordial del humano que suele oponerse a la razón; puede ser por
igual el dolor tenido por algún hecho, o por no suceder éste cuando es deseado;
y otra significación de esta palabra es su equivalencia como amor, y en su caso
desamor.
Empero, los "sentimientos",
así en plural y referidos a la Nación, conjugan todos los conceptos anteriores,
constituyendo un fundamento que da base para pensar, decir, y hacer.
Obvio que los sentimientos de los seres
humanos, como los de la Nación, pueden sentirse o presentarse en cualquier
instante, antes o después de la reflexión, de la expresión, o de la acción; sin
embargo, en el caso de los Sentimientos de la Nación se observan como un
preludio, una materia prima, o una luz orientadora, para estimular la inicial
actividad de una Nación recién concebida.
Hoy, para resolver problemas, debemos utilizar
la fuerza de los bicentenarios.