lunes, 27 de mayo de 2013

Nada es Eterno ni Puro UN SEVERO EXAMEN DE CONCIENCIA

               Uno de los primeros pasos del proceso educativo es la imitación. Todo bebé, desde el primer escaneo con sus ojos sobre el mundo que lo rodea, comienza a copiar los gestos, las voces, el actuar de los otros, ya que son materia prima para su transformador, dúctil, y personalísimo temperamento.
                No debe, por ende, sorprendernos, sino preocuparnos, el hecho de que en las escuelas se siga dando la imitación a nuestro entorno social, ahora tan lleno de corrupción, drogas, crimen organizado, extorsión, pago de cuotas ilícitas, y violencia.
                En una secundaria, hace unos días, un estudiante menor de edad llamado José se dedicaba a cobrar cuotas a sus compañeros para darles seguridad; y como uno de sus compañeros no aceptara ese exacción, se provocó una violenta pelea. José confesó ante el ministerio público que no estaba solo, sino que tenía toda una pandilla.
                Esos jóvenes recaudadores de ilegal tributo serán mañana profesionistas, trabajadores, funcionarios, empresarios, o algún otra cosa, pero siempre podrán tender a la delincuencia en cualquier actividad que realicen, pues eso han aprendido de los adultos, comenzando por su seno familiar.
                Y es que educan más los actos que las palabras. El ejemplo de la conducta se sobrepone a todo. Los funcionarios rateros que amasan escandalosas fortunas indebidas mal educan con su hacer pernicioso; igual van dando pésimo modelo los maestros que no cumplen con su misión, los sacerdotes desvergonzados, los profesionistas pícaros, los periodistas chayoteros, los patrones explotadores, los fraccionadores bandoleros, los comerciantes que veden dando litros o kilos de menos, los dueños de medios masivos de comunicación irresponsables y corruptos, y toda laya de delincuentes que produce nuestra pésima organización social.
                La gente que se porta bien, la que tiene márgenes de honorabilidad aceptables, siendo mayoría, está desdibujada por nuestro deplorable sistema económico social, ya que se privilegia a los gana dineros, a los triunfadores a como dé lugar, a los que viven con lujos ostentosos, a los exhibidores de sus vicios millonarios.
                El mundo de los valores funciona a favor de la descomposición. Se sobrevive en una axiología absurda y de practicidad. Por encima de la honestidad se encuentra el éxito; la flojera domina al trabajo; la incapacidad se encumbra, y a la capacidad se le ve con desconfianza; la excesiva riqueza se admira, despreciando a la honrada medianía; la belleza hueca destrona al sólido talento; y, seguimos construyendo un mundo en donde lo mediocre y podrido va en veloz desarrollo.
                Llegó el momento de hacer, todos, un severo examen de conciencia. En el entendido de que nada ni nadie es enteramente puro ni existe eternidad para nadie ni para nada.
                Trato mucho de cuidar lo que escribo, pues tengo en mi recuerdo que Platón hizo decir a Sócrates, en el Fedón, que "hablar sin exactitud no es cometer tan sólo un error en el lenguaje, sino hacer, además, un grave daño a las almas".