miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Derecho o Concesión? ASILO PARA MÉXICO

        El Instituto Politécnico Nacional, a través de su Centro de Educación Continua en Morelia dirigido por la maestra en ciencias Ma. Guadalupe Estrada Lepe, organizó en pleno centro de la ciudad de Morelia, la Feria Internacional del Libro Politécnica.
        Ahí se presentó el libro LA EMBAJADA INDOBLEGABLE, Asilo Mexicano en Montevideo durante la Dictadura, con autoría de Silvia Dutrénit Bielous, editado en el año 2011 por Fin de Siglo e Instituto de Ciencia Política.
        El tiraje fue de sólo 800 ejemplares, cuando su objetivo y valioso contenido demanda ser leído, entre otros, por académicos, alumnos de instituciones de enseñanza superior, y por el cuerpo diplomático de todos los gobiernos del mundo.
        Uruguaya la autora, reside en México desde el año de 1976, con formación de historiadora, y grado académico el doctorado; empero, su principal bagaje, para el libro, son las vivencias tenidas en su país durante años de la década de los setentas del siglo XX.
        Es decir, vivió la dictadura uruguaya, cuando el cono sur de nuestra América estaba gobernado por militares golpistas que echaron fuera, o asesinaron, a los gobernantes elegidos por una democracia de tipo occidental, bajo las propias reglas de naciones capitalistas.
        Fueron tiempos de guerra fría, en donde el temor al comunismo representado por naciones con dictaduras del proletariado ocasionó un descastado anticomunismo, brutalmente terrorista, sin respeto a la vida, propiedad, integridad, libertad de los seres humanos.
        No importaba que fueran ejecutados niños, mujeres, ancianos, intelectuales, campesinos, obreros, maestros, artistas. No respetaban la dignidad de los restos humanos. Las torturas más crueles, con técnicas modernas, eran usadas constantemente y sin recato alguno.
        La persecución, para disuadir cualquier rebeldía, se ejecutaba los 60 minutos de cada hora. El terror de la dictadura siempre rebasa al terror del anarquismo; éste, preámbulo de aquél en no pocos casos.
        Ante ese escalofriante escenario uruguayo, la diplomacia mexicana de ese tiempo bebía de sus mejores raíces; y, de manera específica, el embajador mexicano a partir de 1974 fue el economista Vicente Muñiz Arroyo, originario de Churintzio, Michoacán, hoy fallecido.
        El libro comentado es un aporte de documentos, fotografías, testimonios, confesiones, obtenidos de diversos archivos, o desahogados por supervivientes de esos duros tiempos.
        Dentro de esa objetividad, el cuidadoso trabajo de la historiadora es articular profesionalmente cada elemento probatorio, formulando reflexión puntual en cada caso.
        Y la obra no deja de ser, también, un reconocimiento a la diplomacia mexicana por el humanista asilo concedido, sobre todo en el caso, y con los perfiles asertivos del excelentísimo señor Embajador Vicente Muñiz Arroyo, de quien nos sentimos orgullosos.
        ¡Buen trabajo el de la doctora Dutrénit Bielous!
        Queda, a la labor jurídica, dilucidar si la figura del asilo es un derecho humano que debe ser garantido por toda Constitución, o si sólo es un privilegio del Estado que lo concede, según su sistema jurídico.