lunes, 28 de enero de 2013

Un Mal Inicio CRUZADA NACIONAL CONTRA EL HAMBRE

       Por sus cargas históricas, económicas, ideológicas, religiosas, y políticas, las nueve cruzadas que se registran son más grotescas que atractivas, y tan dramáticas como cómicas.
        Desde la iniciada en el año 1096 bajo el grito de "Dios lo quiere", encabezada por Pedro el Ermitaño, hasta la promovida en el 1271 por musulmanes en contra de los soldados italianos católicos que habían degollado a campesinos islámicos cerca de Jerusalén, carecen de prestigio.
        Dado lo anterior, ¿a quién se le ocurre nominar "Cruzada Nacional Contra el Hambre", a lo que posiblemente sea un buen proyecto?
        No se olvide que, entre otros contras, las famosas cruzadas mintieron en su propósito. No fueron a rescatar al sagrado sepulcro de Jesús Cristo, de manos infieles, sino el tratar de abrir nuevas rutas y mercados al comercio de la ambiciosa Europa de aquellos tiempos.
        Como en muchos casos, lo religioso sirvió de alcahuete a los bajos instintos del fenómeno económico imperante.
        México no requiere de ninguna "cruzada". Lo que necesitamos es rediseñar un nuevo y superior sistema alimentario mexicano, ya que las deficiencias de actual han generado, en las últimas tres décadas, "un millón 300 mil muertos infantiles, evitables", según denuncia el doctor Abelardo Ávila Curiel, distinguido investigador del Instituto Nacional de la Nutrición, en la entrevista concedida al periodista Antonio Cerda Ardura.
        Desde luego que el problema del hambre es grave; así lo ha reconocido el Presidente Enrique Peña Nieto, y está a la vista de todos. Empero, si uno lee el decreto que se publicó al respecto en el Diario Oficial de la Federación el 21 de enero del 2013, emitido desde Las Margaritas, Chiapas, observa sólo generalidades, y esto confunde, motivando desconfianza inicial.
        Los cerca de 18 considerandos de ese decreto, sus 14 artículos más sus 4 transitorios, con los dos anexos, tienen por objeto establece un sistema nacional parecido a los ya integrados burocráticamente para otros menesteres, con las mismas secretarías existentes en el Poder Ejecutivo Federal, con los mismos presupuestos, y con las mismas explícitas e implícitas atribuciones que desde hace mucho tiempo tienen conferidas, por similares preceptos.
        En el artículo primero del decreto en cita se dispone que "La Cruzada contra el Hambre es una estrategia...", o sea, un conjunto de acciones coordinadas para conseguir un fin preciso. Y esto, precisamente, es lo que falta, señalar las acciones concretas, indicar la forma específica de coordinación, y marcar las metas claras.
        Se externa en el decreto que dicha cruzada "está orientada a la población... constituida por las personas que viven en condiciones de pobreza multidimensional extrema...", sin clarificar en qué consiste lo "multidimensional", y cómo se mide aquí lo "extrema"; y, sobre todo, qué debe entenderse por hambre para el efecto, ya que enreda más las cosas el expresar que las personas afectas son las que "presentan carencia de acceso a la alimentación."
        Tanto recoveco lingüístico da más hambre, o la ahuyenta.