miércoles, 2 de enero de 2013

Escalera Educativa Quebrantada SE BARRE DE ARRIBA PARA ABAJO

   Deseo, al igual que decenas de millones de mexicanos, que el ejercicio presidencial de Enrique Peña Nieto sea exitoso a favor de la mayoría de nuestros compatriotas.
   Duele observar los actos de autoridad, controvertibles, provenientes de la nueva administración federal en materia educativa, ya que la educación constituye, si se me permite la metáfora, un importantísimo e inmenso bosque, infectado y en devastación, pero exigiendo de una cirugía mayor, completa y eficaz.
   Si se atiende en exclusiva al padecimiento de un simple árbol, significará, en principio, que por reparar a una de sus partes singulares se desestima a toda la espesura que encarna la floresta. El árbol, así, no deja ver al bosque, para utilizar una antiquísima frase que no por anónima y colectiva disminuye su profundo sentido.
   Cierto que ese árbol está patógeno, y a la vista de todos: mala educación escolarizada, además cara, con corrupción tanto sindical como gubernativa, y con grotesca confusión de derechos, entre muchos otros achaques.
   Pero para acabar con esos trastornos ni siquiera se necesita de la reforma y adición a nuestra Carta Magna, en los términos planteados en la iniciativa ya aprobada por las dos cámaras que forman el Congreso de la Unión, y ahora en la búsqueda de la aprobación de las legislaturas estatales.
   La evaluación obligatoria a profesores, los exámenes de oposición para maestros, y la creación de un instituto nacional de evaluación educativa, pueden y deben hacerse con esa reforma constitucional propuesta, o sin ella, ya que la rectoría educativa la tiene el Estado Mexicano, a través del Gobierno Federal, según el texto vigente de nuestra Constitución.
   Empero, lo que se desea fundamentalmente con esa reforma es recomponer los vínculos entre el gobierno mexicano y los sindicatos de profesores, con medidas tangenciales de evaluación y concursos de oposición, aplicando así la acción gubernativa en un solo árbol y con efectos a un futuro incierto, pero sin siquiera emplear la medicina correspondiente a esa particularidad.
   Todos deseamos una educación de calidad, pero esto implica a todo el bosque educativo, e impropiamente tan solo se atiende, a un árbol, con una reforma y adición a dos preceptos constitucionales para elevar a ese nivel jurídico la evaluación y concursos de oposición para profesores, con un instituto encargado de ello. Instituto formado con humanos, escogidos por humanos, inmersos todos en un sistema nacional de corrupción, aún no aliviado.
   Claro que hay muchos mexicanos honestos, laborando para cambiar estructuras corruptas dentro de nuestra forma de organización, pero perviven los métodos inmorales.
   Alguien me puede decir que la intención presidencial es comenzar por un árbol para proseguir hacia todo el bosque; pero esto tendría valor si se hubiera empezado por el árbol o los árboles fuentes del contagio maligno.
   Y no se comenzó así en nuestra sociedad jerarquizada, en donde, como en las escaleras, debe barrerse de arriba para abajo, y no a la inversa.