Einstein la escogió por inteligente. El
cerebro de Albert trabajaba muy bien en los fenómenos físicos, pero era pésimo
para la matemática. Maric era como alumna superior en ambas materias.
Una vez casados Mileva abandonó los
estudios, mientras Einstein proseguía los suyos con la ayuda de su esposa,
tanto en las tareas hogareñas, como económicamente, y en algunos aspectos
académicos.
Tiempo después, con ese tipo de roles,
Albert logró la genialidad, y Maric las enfermedades de diversa índole. La
original, acertada y conocida, fórmula de E=mxc2 fue escrita por la mano
femenina de Mileva.
El 14 de febrero del 1918, después de un
largo y tormentoso proceso de divorcio, se disolvió el vínculo matrimonial
entre Einstein y Maric. Dentro de las cláusulas del convenio se introdujo el ofrecimiento
de que "si algún día se me otorgara el Premio Nobel, desde ahora lo cedo
en su totalidad a Mileva Maric, y a los hijos que con ella he tenido: Hans
Albert y Eduard..."
Para aquel año la cantidad de dicho
premio era de 135 mil coronas suecas, y el ofrecimiento del marido que quería
el divorcio consistía en una garantía de esperanza, en una hipótesis, acaso no
tan remota.
Aunque el Premio Nobel que le fue
otorgado en Física a Albert Einstein correspondía al año 1921, le fue entregado
hasta el 1922, y no se lo dieron por sus logros sobre la Relatividad, tanto
especial como general, sino "especialmente por su descubrimiento del
efecto fotoeléctrico", y su importe fue de 121 mil, 572 coronas suecas.
Y esa cantidad, en ejecución de
sentencia, fue entregada a Mileva Maric y a sus dos hijos, escribiéndoles
Einstein al respecto: "Vais a ser todos tan ricos qué puede que un buen
día tenga que pediros un préstamo".
Con ese dinero la madre de los niños
Einstein adquiriría en Zurich tres casas, las que convirtió en varios
apartamentos de alquiler, y los que tiempo más tarde tuvo que malbaratar para
hacer frente a las costosas y graves enfermedades de Eduardo, el menor de los
hijos, quien murió internado en una clínica para esquizofrénicos en el año de
1965.
Eduardo decaía constantemente en
apáticas depresiones, y en una de ellas su papá le sugirió en una carta:
"... busca trabajo, ya que hasta un genio como Schopenhauer se vio
aplastado por el paro. La vida es como montar en bicicleta. Si quieres mantener
el equilibrio no puedes parar..."
Recomendándole, además, "jugar
amorosamente con mujeres jóvenes", ya que Eduardo solía enamorarse de
mujeres mayores que él, un rasgo que parecía ser heredado de su propio padre
Albert Einstein, quien resultaba menor que Mileva Maric.