Durante gran
parte del año 2012 se habló y se escribió en demasía sobre el peligro que representaba
"el abismo fiscal en los Estados Unidos de América".
Al respecto hubo
centenares de artículos, miles de discursos, seminarios por montón, cursos en
doquier. Dio la impresión que había, como nunca, más economistas por metro
cuadrado que en cualquier otro tiempo.
Y no es que el tema no contenga en sí un
problema grave, sino que el dramatismo, y la teatralidad montada
artificiosamente, con que se llegó a tratar, conducía a un solo escenario, en
donde la obra se terminaba con la llegada de la caballería americana, y como en
las películas de Hollywood, los salvadores del mundo, los héroes, resultaban
los gringos.
Lo peligroso es que el gobierno de EU se
encuentra sobregirado, y endeudado varias veces por el monto de su presupuesto
anual. Esto significa que vive de los demás países, giren o no en su órbita, ya
que hoy vivimos en plena globalización, en donde el eje globalizante se
encuentra en gringolandia.
Y esa cirugía presupuestaria que han hecho a
través de las dos cámaras del Congreso es provisional. Si ese país vecino de
nuestra frontera norte hubiese, a partir del primero de enero del 2013
aumentado impuestos para el pueblo norteamericano, y a su vez, hubiese
recortado masivamente su gasto público, hubiera entrado en recesión segura y
complicada, arrastrando tras de sí a Europa, al resto de América, y a todo el
mundo, en ese orden y en esa graduación.
No olvidemos que los mercados financieros y
bancarios del planeta están pegados con alfileres en una estructura económica
domiciliada en territorio yanqui.
El Presidente Obama logró que las medidas del
recorte al gasto público se aplazaran por dos meses: enero y febrero de este
2013.
Así que puede estallar la economía mundial, ya
que sólo han pospuesto el espectáculo. Un poco parecidas a las maniobras del
fut bol profesional, en donde la pasión por el juego, motivada y manipulada por
los medios masivos de comunicación, se acrecienta de muy diversas maneras, todo
para sacarles más dinero a los aficionados.
Pero el problema económico existe, aunque de
diversa índole, y su tratamiento no puede ser provisional. El reciente libro de
Joseph Stiglitz, titulado El precio de la desigualdad, asegura que el mal del
mundo se encuentra en que "el 1% de la población del planeta tiene lo que
el 99% necesita".
Stiglitz, alumno y profesor del Instituto
Tecnológico de Massachusetts, fue laureado junto con George A. Akerlof y
Michael Spence con el Premio Nobel de Economía, por sus análisis de los
mercados con información asimétrica, lo que incluye al mundo entero, debido a
la época irregular en que vivimos.
El mismo Stiglitz se ha encargado de
explicarnos en qué cantidad, y el porqué, existen tantos descontentos por la
globalización, y sus efectos. Sin dramatización deben tomarse medidas eficaces.