miércoles, 1 de agosto de 2012

Jugar con Lumbre SERÉNESE SEÑOR LÓPEZ


           Con justa razón, la empresa Soriana denuncia hechos por la violencia nacifascista que está padeciendo, y acusa de ello, directamente, a Andrés Manuel López Obrador.
            Si Soriana, como persona moral, es culpable de algo, debe demandársele por las vías legales y ante los tribunales previamente establecidos, pero no mandar a grupos marionetas para que cierren las tiendas, les pinten ofensas en sus inmuebles, o les afecten su mercancía.
            Esa actitud violenta sólo la practicaban las falanges fascistas; y México es país que siempre ha reprobado esas actitudes totalitarias vengan de donde provengan.
            Ante esa denuncia de Soriana, Andrés Manuel únicamente responde: "No me culpen a mí. Serénense, le pido a esa cadena de supermercados..."; y, claro, la mayoría de los mexicanos observamos que quien debe serenarse es el propio López Obrador.
            Obvio, por igual, todos los mexicanos necesitamos sosegarnos, unirnos, y ponernos a trabajar. Para esto se requiere acabar con el desempleo, generando fuentes de labor productiva, de bienes y de servicios, que finiquiten un ocio maléfico y masivo que nos ha corroído en forma severa.
            Nunca vamos a sosegarnos ni a unirnos ni nos vamos a poner a trabajar, productivamente para nosotros mismos, si nos violentamos unos frente a otros.
            Por ejemplo, a la equívoca pancarta: "matemos al PRI", puede exhibirse otra errónea de la contraparte que llame a "matar al PRD"; y esto puede subir de tono hasta enfrentar a mexicanos contra mexicanos, y ensangrentar, estúpidamente, el suelo patrio sin sentido cual ninguno. ¡Como si no tuviéramos ya suficientes problemas!
            Nuestra economía es endeble; la educación nacional no es aceptable; por todo el sistema mexicano transita la corrupción impunemente; no encuentra la inseguridad pública a la procuración de la justicia; y ésta se encuentra divorciada de los órganos jurisdiccionales, los que lamentablemente pueden confundirse en sus resolutivos.
            Si fuera poco lo anterior, nuestra capacidad productiva es de cantidad reducida, con baja calidad, y mano de obra mal pagada; mientras la forma en que distribuimos la riqueza ha quedado marcada por la ley del embudo, la boca grande para pocas familias, y el agujero microscópico para millones de hambrientos.
            Nuestra pésima organización, también, se ha plegado a sufrir una explotación internacional manipulada por los poderosos gobiernos y capitales del planeta.
            Ante tan explosiva realidad, andamos jugando con lumbre en una etapa postelectoral saturada de combustible, alentando con socarrón activismo semiencubierto a un México bronco en su modelo de siglo XXI.
            La frase "sosegar a México" fue constantemente utilizada por Andrés Manuel López Obrador durante sus discursos antes del día de la elección.
            Pero ni él se lo cree. La mentira forma parte de su naturaleza. Su falsedad lo perdió desde el 2005 en que dijo: "A mí que me den por muerto. No aceptaré ser candidato a la Presidencia de la República".
            Y aceptó, dando suficientes muestras de que le ha gustado ser candidato a la presidencia: un candidato a perpetuidad.