Wikileaks, sin tener ninguna
relación oficial con Wikipedia, siguió su modelo
formal con el propósito de publicitar cibernéticamente documentos secretos de
los países poderosos del mundo, y sus empresas transnacionales, sin su
consentimiento, obteniendo estos escritos de personas que desean conservarse en
el anonimato.
Eso que no parece del todo legal,
conforme a los preceptos jurídicos que rigen a la mayoría de las naciones del
mundo, las personas físicas que han constituido Wikileaks lo valoran como algo
ético, al considerar que cooperan eficazmente con todos aquellos que luchan en
contra de las inmoralidades de los gobiernos hegemónicos y de las empresas
imperiales.
Julián Assange, fundador y cabeza
visible de Wikileaks, ha señalado que en poder de ellos se encuentran cerca de
un millón y medio de documentos provenientes de infinidad de fuentes; y lo poco
que han publicado de ese acervo ha causado trastornos políticos, nacional e
internacionalmente, más allá del simple escándalo.
Assange dice que luchan en contra de
la corrupción, y a favor de la transparencia, porque dentro de lo mundializado
que se encuentra la vida actual es necesaria una democracia estable para todos.
Pero no toda esa comunidad global
califica bien a Wikileaks ni a Assange y, por ello, mientras un país como
Ecuador le otorga asilo en su embajada de Londres, la Gran Bretaña y Estados Unidos
de América no le reconocen ese derecho.
El gobierno británico le niega
terminantemente el salvoconducto para salir del país, sitiando amenazante con
su policía armada a la embajada que asila.
Y el Presidente ecuatoriano Rafael
Correa unifica a casi todas las naciones latinoamericanas, obteniendo que la
OEA apruebe una resolución para analizar el principio de inviolabilidad de las
sedes diplomáticas bajo el espíritu de la Convención de Viena en 1961;
mientras, Rusia y otros países del orbe exigen el respeto al derecho de asilo,
particularmente en este caso.
Al tiempo que Suecia reclama como
supuesto delincuente a Assange, el reconocido jurista español Baltasar Garzón
encabeza la defensa del australiano fundador de Wikileaks, quien con sus
publicaciones indiscretas les bajó los pantalones a los actuales poderosos de
la Tierra.
En lo inmediato, es claro que el
derecho de asilo procede a favor de Julian Assange. No aceptarlo así, les
ocasionará a los violadores de este derecho humano un desgaste severo, más, si
por la fuerza asaltan a la embajada ecuatoriana, en lugar de ventilar su
interés jurídico insatisfecho ante tribunales internacionales, o la propia ONU.
Todo ese conflicto tiene su raíz en la batahola de hace
aproximadamente un año, en donde se supo en todo el mundo que, entre otras
cosas, el gobierno de los EU juzgaba a "México como su verdadero
enemigo", y al gobierno de México como "incapaz de vencer al narco,
por su corrupción, dejadez, e ineficacia... siendo necesaria la intervención
estadunidense para poner el orden".
¡Vaya con nuestros vecinos!