lunes, 19 de marzo de 2012

Demasiado Tarde AJONJOLÍ DE TODOS LOS MOLES


José Ángel Córdova Villalobos recientemente fue nombrado, por el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, como secretario de Educación Pública.
Al principio del actual sexenio panista se le designó como secretario de Salud, renunciando a este cargo para contender, dentro de las filas del PAN, como precandidato a la gubernatura de Guanajuato, intento político en el cual fracaso.
Los anteriores datos, que forman lo más reciente de su biografía, exhiben a este médico cirujano como poco sensato; pues, al menos a mí, no me parece nada juicioso abandonar el noble encargo de la rectoría de la salud pública por un precandidatura panista al gobierno de Guanajuato, para, además, perderla.
Ni me parece conducta de hombre razonable el que, una vez que recibió descalabros y chipotes en esa contienda interna panista, acepte ahora, tan orondo, ser secretario de Educación Pública para un lapso cercano a los 8 meses, cuando si bien es cierto que la educación se encuentra muy enferma en México, estos achaques no son de la especialidad de Córdova Villalobos, ni de su dudosa capacidad espera el fenómeno educativo nacional recibir remedio. Un ajonjolí para todos los moles no es lo indicado en este tiempo.
Pero tan equívoco fue el aceptar ese cargo como el otorgarlo; así, el desatino lo comparte en mayor porcentaje el Presidente Calderón, quien durante su mandato ha reflejado su falta de acierto en la delicada materia educativa, pues en este sector, en lo que va del sexenio, ha tenido tres secretarios: Josefina Vázquez Mota, Alonso José Ricardo Lujambio Irazábal y José Ángel Córdova Villalobos, sin que ninguno haya aportado, o pueda aportar ninguna solución al respecto; antes, para mal, los dos primeros agravaron las dificultades educativas.
Sin embargo, quienes han salvado lo mejor de la educación en nuestro país son los maestros y los educandos que, todos los días laborables, realizan el fenómeno de enseñanza aprendizaje en condiciones difíciles por múltiples razones, con el secretario de la SEP, sin el secretario, y aún en contra de éste.
La educación, en principio, no sólo es la llamada escolar. Algo más, para bien o para mal, la educación no escolarizada ha sido, es, y seguirá siendo, más impactante y definitoria en la conducta de la mayoría de los mexicanos.
Marcan y conducen más a los niños, a jóvenes, y a adultos, los medios masivos de comunicación, el ejemplo de los poderosos, las relaciones del seno familia, y la vida en la calle, que la rectitud virtuosa de un excelente profesor, mal pagado e incomprendido.
Hoy, por nuestras crisis tan cercanas al desastre, se actualiza el pensamiento educativo de nuestros grandes muertos, entre los que destaca por su honrada y sabia clarividencia Aníbal Ponce, (1898-1938) maestro argentino, quien a temprana edad murió en un accidente automovilístico siendo profesor de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y quien, señor de su cátedra, nos legara Educación y lucha de clases, libro del que emana la luz para la educación libertadora.