miércoles, 7 de marzo de 2012

No perder la Vergüenza NI LA SOBERANÍA

           Nos ha visitado Joe Biden, vice presidente de los Estados Unidos de América, y con educación lo hemos recibido sin mayor contratiempo, a pesar de las fundadas sospechas que despierta como calificador inicial de nuestros principales candidatos a la Presidencia de México.
            Sus atribuciones legales no le alcanzan, fuera de su país, para realizar entrevistas con sólo tres de los aspirantes a la primera magistratura de la Nación, con señalado desprecio a ese cuarto pretendiente, de quien su nombre casi nadie recuerda.
            Por razones prácticas, supongo, Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, y Andrés Manuel López Obrador, se han prestado a la entrevista con el enviado del epicentro del imperio, afectando, de alguna manera, la ya maltrecha soberanía nacional.
            El periplo de Biden incluyó varios países de la América Latina, ya que después de México visitó Honduras, El Salvador, Panamá, Costa Rica y Guatemala, con variados motivos superficiales, pero con el denominador común de una próxima guerra en puerta en contra de Irán, que afectará no sólo a los energéticos mundiales, sino a los seres humanos del planeta.
            El abogado católico Biden, a pesar de su problema de dos aneurismas cerebrales en el 1988, ha sido considerado experto en el estudio de países desestabilizados, y con inquietudes en el problema petrolero del mundo, que lo condujo a ser pieza clave en la invasión a Irak, desde su posición antañona en el senado.
            Ahora, su viaje relámpago que ha incluido preponderantemente a México tiene el propósito de asegurar, antes del problema bélico que se avecina, el vínculo amistoso con su desconfiado vecino del sur, tan sumido en la inseguridad por un crimen organizado made in USA.
            Comprende el gobierno estadunidense que su incondicional amigo Felipe Calderón Hinojosa se encuentra ya en ocaso, por lo que le urge tomar el pulso a sus posibles sucesores, a través de un supuesto experto en el sondeo de personalidades.
            Así que cultivó al trío; y, para los tres examinados aplicó el test de la inseguridad, y del petróleo, asuntos claves para medir los matices de su actitud colaboradora. ¿Son de fiar, o no se les puede tener confianza?, desde la perspectiva del interés estadunidense.
            Las sombras cortas de nuestra soberanía empequeñecida nos han hecho vulnerables de nueva cuenta. Desde hace doce años los intereses representados por el gobierno gringo han sido factor a la vista en los problemas electorales de México, so pretexto de una globalización manipulada por los poderosos de la Tierra.
            El examen está hecho. La calificación externa no será conocida por nosotros de inmediato, sino pasado el término de ley que el sistema jurídico de ese país aplica a sus importantes secretos de especial reserva.
            Tengamos seguridad en nuestro voto al emitir nuestro sufragio el día de la elección, a favor del desarrollo de los 112 millones de mexicanos.
            No perdamos la vergüenza, ni tampoco la patria.