miércoles, 28 de diciembre de 2011

Segunda Parte MÁS SOBRE PONCIANO ARRIAGA

                  Como uno de los hombres de la Reforma, Ponciano Arriaga destaca por sus ideas precisas. Se dolió, siempre, de que la Constitución de 1857 blasonara de derecho y garantías políticas, sin haberlas incluido en su seno plenamente; y, más aún, que haya omitido el derecho básico que corresponde a las garantías económicas.
                   Y es que este personaje deseó, y luchó, para que las Leyes de Reforma tuvieran base normativa en la Constitución del 1857; y al observar con impotencia que la mayoría de los diputados se oponían a ese paso trascendente, se trasladó con su oratoria al fondo del problema.
                   Con esos conceptos vertidos se colocó a la vanguardia de todos sus colegas, y es posible que la mayoría de ellos ni siquiera captó la hondura de la cuestión social que estaba planteando.
                   Discurriendo no únicamente sobre la tierra, como recurso productivo, sino del mejor recurso del país: los mexicanos, "los que no son inmorales, ni perezosos ni enemigos del trabajo, sino laboriosos y gente de conducta recta, pero quienes son echados a perder por el sistema económico actual de la sociedad mexicana, pues éste no satisface las condiciones de la vida material de los pueblos... y una mecanismo económico que es insuficiente para su objeto preciso, debe perecer..."
                   El eco de su admonición llegó hasta el Congreso Constituyente del 1916-1917, y fue, por ende, un pionero de las cuestiones sociales tan debatidas a principios del siglo XX.
                   Ponciano fue un acusador, frente a su Congreso, de que la Constitución de 1857 carecía de la simiente política liberal, pero que lo más aterrador era que estaba falta de cimientos económicos, y de planteamientos y soluciones en materia de producción y de distribución de la riqueza.
                   Para Arriaga la democracia cabal no era tal, si no había como sustento una democracia económica. Y esto para el México de su tiempo era algo incomprensible.
                   En las ideas de su discurso, frente a sus compañeros diputados constituyentes, se vislumbran las repercusiones de la lucha de clases en la Revolución Mexicana del 1910, y en combate parlamentario en el Congreso Constituyente que aprobó y proclamó la Constitución que hoy nos rige.
                   Su visión, y sentido de modernidad, deben ser reconocidos por los mexicanos del siglo XXI
                   He escrito este artículo en el año 2011, justo para recordar a este liberal de tesis tan sensiblemente sociales, a 200 años de su nacimiento en San Luis Potosí. No deseo que pase este año sin rendirle el homenaje de estas sencillas palabras.
                   Arriaga era liberal, es cierto, pero no radical. Y no era ni socialista ni comunista. Simplemente vivía muy cerca del sufrimiento de la gente de ese tiempo.
                   Nada mejor que comenzar, un año nuevo, con los reflexivos y gratificante conceptos de este ilustre mexicano. ¡Feliz Año Nuevo para todos!