lunes, 28 de marzo de 2011

Y EL MAGO DE OZ

El Grupo Atlacomulco
Y EL MAGO DE OZ                                                                     
            El Estado de México no es una nota inasible y sola, fuera de todo el pentagrama nacional; por el contrario, forma parte del territorio mexicano, y sus habitantes son tan mestizos como el resto de los connacionales.
            Asentado lo anterior, he de expresar que cada Entidad Federativa, de las 32 que constituyen a los Estados Unidos Mexicanos, tiene sus características propias, según, entre otros factores, su desenvolvimiento histórico.
            Los del Estado de México son dos veces mexicanos, aseguraba un fragmento de la canción de banda campirana que hace muchos años estuvo  de moda: Zacazonapan, composición de Antonio Zamora. Y ese reiterativo gentilicio, para el espectro nacional y el local, tiene su valor y su efecto.
            Empero, dentro de las especificidades con que cuenta actualmente ese Estado central, que casi envuelve al Distrito Federal, se encuentra el hecho de que muchos piensen que los resultados de sus elecciones en este año 2011 trascenderán consecuentemente en las elecciones presidenciales del año 2012.
            Además, no debemos olvidar que ese Estado vecino del oriente michoacano cuenta con un padrón de electores de 10 millones, doscientos noventa mil ciudadanos, los que pesan considerablemente en todo el país.
            A lo anterior hay que agregar que los políticos de esa entidad han conservado desde hace muchos años una unidad, tan especial y coagulante, que no sólo ha servido para desarrollar económicamente a su población, sino para crear un mito: el Grupo Atlacomulco.
            Un mito que no exento de algunos antecedentes reales se ha venido convirtiendo en un gran mitote. Sus figuras iniciales forman sólo parte del recuerdo, de un buen recuerdo según una apreciación generalizada: Isidro Fabela, Gustavo Baz, Adolfo López Mateos, Carlos Hank González.
            Ahora, la nueva generación política del Estado de México, encabezada por Eruviel Ávila Villegas, y relacionada con esas raíces, afirma de manera categórica: “El Grupo Atlacomulco no existe".
            Y tienen razón, los únicos que existen son ellos y, hasta el momento, están dando una lección al país. Un ejemplo de unidad, de humildad, de lealtad, en torno del PRI y de Eruviel. Nadie de los precandidatos del Partido Revolucionario Institucional se ha vendido hasta el momento a otro partido político, en ese Estado de México, mostrando calidad política, y no simple ambición de llegar al poder a como dé lugar.
            Hace aproximadamente 2 años mi amigo Víctor Manuel Tinoco Rubí afirmó que si Eruviel era candidato a la gubernatura de esa entidad federativa el PRI tenía asegurado el triunfo, y Enrique Peña Nieto daría un paso sólido hacia la Presidencia. La sensibilidad y capacidad política de Víctor ofrece aceptables grados de certidumbre.
            Pero en este México todo puede ser, salvo el Grupo Atlacomulco y El Maravilloso Mago de Oz, obra clásica del cuentista estadunidense Lyman Frank Baum (1856-1919)
            Maravilloso grupo, y maravilloso mago, que sólo tenían una fachada con la que se auto engañaban ingenuos, los que andaban en búsqueda de corazón, de valor, de cerebro, de poder político, o de dinero, cuando todo esto se encuentra en otras partes, sobre todo en nosotros mismos.