miércoles, 2 de febrero de 2011

APRECIO PARA LA DIGNIDAD

Mexicanos y Británicos
APRECIO PARA LA DIGNIDAD                                                          
            Les ha dado a ciertos pensadores por buscar, en diferentes etapas históricas, los perfiles propios de los mexicanos, de los ingleses, de los italianos, de los rusos, o de cualquier otra nacionalidad, o de algún grupo étnico específico. Unos lo han hecho con objetividad científica y profesionalismo, algunos lo han realizado con subjetivismos viscerales, y no faltan los que sin pensar, sólo buscan ser chistosos, guasones, payasos, sin importarles que su chanza hiera a otros seres humanos.
            En nuestra Carta Magna, como una garantía individual, se establece la libertad de manifestar ideas, y la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia; empero, estos derechos humanos garantizados no son ilimitados ni absolutos, la propia Constitución los concreta y los limita.
            Podemos manifestar ideas, y escribir y publicar escritos sobre  cualquier tema, siempre y cuando con el ejercicio de esas libertades respetemos la vida privada de las personas, no ataquemos a la moral ni a los derechos de tercero, no provoquemos algún delito ni perturbemos la paz y al orden públicos.
            Tales límites son impuestos, a dichas libertades, por los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y, desde luego, esta norma jurídica fundamental sólo tiene vigencia en el territorio de nuestro país, y no rige en tierras del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
            Sin embargo, entre aquella nación monárquica y la república mexicana existen tratados y relaciones diplomáticas que tienen como base los principios de reciprocidad.
            Todo lo anterior viene al caso debido a que, Jeremy Clarkson, conductor del programa Top Gear en la BBC de Londres,  ha seguido payaseando a costa de los mexicanos, haciendo burla de sus supuestas características, groseras muchas de ellas, y de pésimo gusto.
            Obvio que a ese divertidor inglés no le podemos aplicar nuestro sistema jurídico, pero sí el derecho británico, el que contiene normas consuetudinarias para limitar a la libre expresión que se práctica en agravio de otros.
            Nuestro embajador en la Gran Bretaña debe manejar con inteligencia y jurídicamente ese asunto, con los matices políticos y  diplomáticos indispensables. La carta que él ha enviado al canal británico ha sido tardía, insuficiente, y escrita más para México que para los británicos.
            Esa misiva de nuestro embajador únicamente ha servido para exacerbar el petulante filo del chistólogo, haciendo blanco de sus humoradas al propio diplomático mexicano.
            Observo de los chascarrillos de ese conductor, que no son racistas ni xenofóbicos ni menos patrioteros. Nuestros medios masivos de comunicación no deben mal informarnos, para no generar coraje y odio infundados. Tontos hay en todo el mundo, flojos, incapaces, corruptos, y flatulentos, también. Más bien ese bufón está sirviendo a intereses económicos heridos, por lo del automóvil de carreras señalado como de fabricación mexicana.
            Las notas diplomáticas entre cancillerías, al respecto de estas burlas, carecen de materia y del sentido que se les quiere dar, ya que la BBC de Londres no es dependencia del gobierno británico.
            Por ejemplo, lo que pudiese decir el payaso Brozo en Televisa, en burla de los británicos, no carga de responsabilidad alguna al gobierno mexicano. Ojalá que Brozo no vaya a ofender a ese respetable pueblo británico, porque los payasos mexicanos aprecian la dignidad, y son más educados que ese payaso inglés, productor de jocosidades.