miércoles, 9 de junio de 2010

LO QUE AÚN NO TOCO

Oigo lo que se Fue
LO QUE AÚN NO TOCO

Ramón López Velarde (1888-1938) cantó con su ritmo poético a una Suave Patria que existió, y que sigue existiendo, con todo y el pesar de los que, sin tener el talento literario para superarlo, dicen ver a una dura patria por doquier.
Es cierto que la patria suele ser dura, igual que la matria observada y así bautizada por Luis González y González (1925-2003); empero, la dureza existe siempre en virtud de que existen las suavidades, y a la inversa.
Observen qué suave es estar paladeándolo, aún sin iniciarse, el Campeonato Mundial de Fut Bol en Sudáfrica. Los que ya están allende el océano, gracias a las bondades económicas de nuestro país, la pasan muy bien. Los que se quedaron en México, y ya programaron no ir al trabajo, o a clases, para gozar el divertimiento de ese deporte masivo, en familia, o con los cuates, viven un pedazo de esa suave patria.
Sin embargo, conjuntamente con esas dulzuras deportivas se encuentra la trágica y real amenaza de que las playas mexicanas, entre las que se encuentran las turísticas de Can Cun, se llenen de petróleo, y se afecten especies vegetales y animales patrimonio de México.
Desde luego que el Presidente Obama, sintiendo en el fondo la responsabilidad de tal desastre, ha ofrecido que “patearé el culo a la compañía inglesa perforadora”, pero ese bochornoso espectáculo, de darse, en nada resolverá el problema latente en contra de las playas, mares, vegetales y animales, patrimonio mexicano. Y ante esto, el gobierno de nuestro país nada ha previsto.
El Presidente Felipe Calderón, cascarita del fut bol, como ha sido, prefirió el lado suave de la patria. Ante la dureza de la desventura ha preferido huirle a éste, y a otros asuntos.
Otra cicatriz no cerrada, y aún sangrante, es la muerte, hace casi un año en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, de medio centenar de infantes. Es claro que nadie puede revivir a esos niños. Cuando uno escucha a los padres de esos menores parece que sus palabras nos rompen el alma. Si hubiera un poco de sensibilidad por parte de las autoridades involucradas, ya hubieran renunciado los funcionarios señalados como responsables por la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación.
O, en su defecto, la Procuraduría General de la República ya hubiera procedido en su contra, aunque sean sus compañeros de Partido Acción Nacional. Y si esto no ocurriera, el Presidente Calderón debe cesarlos, poniéndolos a la disposición de la PGR. Esta es una parte dramática de nuestro país, pero lo suave de la patria parece convenir más a los actuales gobernantes de México.
En cualquier país, que se respetara a sí mismo, sería fatal que el gobierno resolviera problemas laborales, entre un patrón y sus trabajadores, usando a las Fuerzas Armadas. Quienes tal hacen, le faltan al respeto al Ejército, a la Marina, a la Policía Federal, pero sobre todo al pueblo de México. Pero ante el brutal desalojo de los mineros, el Presidente consideró como su prioridad el Campeonato Mundial de Fut Bol, con la suavidad de un acto inaugural que promete estar en ese tono.
Y ante tantas durezas y suavidades de la patria, recordemos nuestro pasado y nuestro futuro, con el encanto mágico y certero de López Velarde: “…Oigo lo que se fue, lo que aún no toco…”; es decir, escuchemos el pasado encallecido, pero también el exquisito; y tengamos oído para el futuro ya con costras, pero también para el prometedor de finuras. Oiga señor Presidente, y la inseguridad…