lunes, 12 de enero de 2015

Nadie quiere la guerra
CONTRA EL TERRORISMO, ¡Y SUS CAUSAS!
        En días recientes, en París se dio un desfile de aproximadamente un millón y medio de personas, encabezado por cerca de 50 líderes mundiales, el mensaje fue: "CONTRA EL TERRORISMO", e implícitamente debe entenderse que también en contra de las causas que lo incuban.
        En todo el orbe por esa misma masacre, de comunicadores de una revista francesa, hubo manifestaciones de repudio al acto criminal, y por ende a sus motivos.
        Por "terrorismo" nuestro Código Penal Federal tipifica, básicamente al igual que la legislación francesa u otras del mundo: la acción u omisión de quien o quienes utilizando sustancias tóxicas, químicas, biológicas, o similares, material radioactivo, nuclear, fuentes o instrumentos de radiación, explosivos, armas de fuego, por incendio o inundación, o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realicen, o permitan, actos contra bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación.
        Y las sanciones por ello son severas. En México, al no existir la pena de muerte ni la cadena perpetua, sólo dispone como sanción de 15 a 40 años de privación de libertad, y de cuatrocientos a mil doscientos días multa, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos ocasionados; estableciendo, a la vez, otras variables en la tipificación, con penas menores.
        Esos terroristas que actuaron en Francia pagaron con su vida, sin haber llegado a un proceso legal y debido. Y la mayoría de las naciones del mundo reprobaron el delito y a los delincuentes. Francia y su gobierno parecen tener crédito global.
        En cambio, México y nuestro gobierno no se encuentran con esa acreditación internacional ni nacional, porque no se ha entendido por quienes ejercen nuestra soberanía, como autoridades, la diferencia entre "represión" y "coercitividad", dos conceptos totalmente distintos.
        El estado mexicano, representado por el gobierno, y éste por las autoridades, pueden y deben ejercer siempre la coercitividad, pero nunca la represión.
        Empero, conforme a los elementos tipológicos reconocidos internacional para el terrorismo, encontramos que la soterrada guerra del petróleo, independientemente de quienes la vienen manipulando, actualiza las hipótesis jurídicas de tan grave delito internacional, puesto que son acciones de quienes utilizando medios violentos de tipo económico, intencionalmente realizan, o permiten se realice en contra de bienes o servicios, acciones que producen alarma, temor o terror en las poblaciones, para atentar contra la seguridad nacional de ellas, o presionando a las autoridades para que cedan frente al poder económico mundial.
        En la superficie, las manifestaciones en el mundo se realizan en contra de la violencia, del terrorismo y sus causas; en el fondo, contra de la guerra petrolera, económica y militar.