No nos volvamos
fieras
LAS MEXICANAS HAN
PARIDO HUMANOS
Independientemente de los opositores de
tiempo completo, (quienes arrojan sombras y excreciones sobre todo acto
gubernativo proveniente de sus enemigos favoritos) existen graves fallas en el
sistema mexicano y en los manejos de los gobiernos actuales, respecto a cómo enfrentar
los problemas de México.
Los medios masivos de comunicación del mundo
han dado a conocer una fotografía demoledora, angustiante, que nos deja abatidos.
Un joven campesino de 18 años protestó contra la justicia mexicana empapándose de
gasolina y prendiendo fuego a su propio cuerpo. Agustín Gómez Pérez es su
nombre.
Chiapaneco de origen, quien exasperado
por la injusta, a su parecer, aprehensión de su tío Florentino Gómez Girón,
líder agrario, lanza así un pavoroso grito al mundo, denunciando que "el
gobierno fabricó el delito de abigeato para acallar sus denuncias
políticas".
Su impotencia ante un poder público
desafecto, soberbio, y torpe, lo condujo a un acto de locura que lo tiene,
hasta el momento, cerca de la muerte.
Ojalá ése fuera un hecho aislado, pero,
en realidad, en el fondo de la vida cotidiana del país subyace una inconformidad
en ebullición creciente y peligrosa, de variadas causas; entre otras, que sin
justicia no puede haber paz.
Nadie desconoce que uno de los grandes
ingresos para nuestra nación sigue siendo el petróleo, ahora, tan
dramáticamente a la baja que nos anuncia un año 2015 de escasos recursos
económicos.
A lo anterior hay que sumar que las
reformas a nuestro sistema, tan cacareadas en varios rubros, no han podido
avanzar; que las inversiones extranjeras, tan esperadas, no han llegado; y, en
cambio, los capitales que se encontraban aquí han empezado a huir a mejores
paraísos, por su naturaleza golondrina.
Para colmo, el desempleo ha ido en
aumento, y nuestra moneda, el peso mexicano, va en picada frente a las demás
divisas extranjeras, sobre todo en relación al dólar, moneda de un país del que
dependemos en porcentaje elevado y que, además, sigue constituyendo un
instrumento de intercambio financiero y comercial en el mundo, con todo y las
implicaciones que esto conlleva.
Más la corrupción, la inseguridad y la violencia,
que persisten a pesar de esfuerzos ingenuos y superficiales del gobierno, y que
junto con otros males indexados integran un coctel muy poco conveniente para el
México actual.
Ante ese futuro inmediato lo más torpe
es dividirnos. Y generar una guerra fratricida sería irresponsabilidad brutal e
imperdonable. Como sería idiota dedicarnos en exclusiva a echarnos la culpa los
unos a los otros.
Éstos son momentos que exigen la unidad
nacional, y el esfuerzo de todos, reconociendo con sinceridad la realidad en
que nos encontramos, teniendo claro qué somos, y qué deseamos ser.
Los mexicanos somos fuertes ante la
adversidad, responsables para actuar con eficacia, y tenemos conciencia de que
somos superiores a nuestros conflictos.
No nos volvamos fieras, los vientres de
las mexicanas han parido, y seguirán concibiendo, seres de gran calidad humana.