domingo, 12 de octubre de 2014

Conducta de idiotas
FISIOLOGÍA DE UNA DESAPARICIÓN FORZADA    
        Los crímenes recientes y graves acaecidos en México han trascendido nuestras fronteras. Internacionalmente hay delitos de mayores magnitudes, pero siempre al perro más flaco se le pegan las pulgas.
        Esto no lo expreso con el ánimo de exculpar a nadie, sino con la intención de que se piense, también, en los miles de muertos que están ocasionando en estos momentos los bombardeos aéreos en contra de pueblos musulmanes por parte de países de la Unión Europea, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos de América.
        Unión Europea que no ve la viga en su propio ojo, pero si la paja en el ojo ajeno, ya que a través de su Parlamento demandan a México el esclarecimiento de la muerte de 3, y la desaparición de 43, alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, amenazando con afectar las relaciones comerciales con nuestro país.
        Los gobiernos de esa Unión Europea y EU, so pretexto de acabar con los terroristas yihadistas, han asesinado, en pocos días, a decenas de miles de niños, mujeres y hombres, de la población civil de Siria e Irak, mediante bombardeos masivos lanzados con alta tecnología desde un espacio aéreo sin riesgo.
        Esos actos criminales de lesa humanidad resultan de una cadena de idioteces. Las luchas legítimas de los pueblos árabes se dan, casi siempre, acompañadas de violencia con piedras, palos, puñetazos, patadas, y palabras soeces.
        A esa violencia, con artefactos caseros, el gobierno de los EU y sus aliados responden de manera drástica y contundente, dejando dolor, impotencia, humillación y muerte. Esta reacción violenta es la que incuba a los terroristas, gente cegada por ese dolor y esa impotencia humillante, dispuestas a todo, y en contra de todos, con un dogmatismo atroz.
        Y frente a ese terrorismo, los causantes de él, reaccionan de manera tan brutal como sus creaciones. He ahí la esencia fisiológica de ese terrorismo que hoy padece la humanidad, independientemente del lenguaje idiota que utilizan las partes contendientes, con el propósito de justificarse.
        Algo semejante acontece nacionalmente. En México, salvo excepciones, quienes ejercen las funciones ejecutivas, tanto federal como estatales y municipales, disponen del erario público, y arman un séquito a su derredor, en ocasiones sin ningún profesionalismo, sino con un servilismo de tiempo completo que se reproduce en cadena jerárquica, interpretando el subordinado el lenguaje del jefe, casi siempre, a su mal saber y entender.
        Así vemos, por ejemplo, que si un gobernador de Guerrero dice ante el encargado de la seguridad pública: esos estudiantes normalistas me tienen molesto; el de seguridad transmite al presidente municipal: dice el señor gobernador que esos normalistas ya lo tienen hasta la madre; provocando que el presidente municipal ordene a su jefe de policía: que hay que partirles la madre a esos normalistas; y, al final, la policía dispara, mata, quema, sepulta, a quienes con su violencias casera soñaron ser maestros algún día.
        ¡México no merece eso!