La vida es juego
Y LOS JUEGOS...
JUEGOS SON
No siempre el juego de fútbol soccer ha
sido el hegemónico en la vida de los seres humanos; pero lo que siempre ha tenido
lugar en la existencia de todos los homínidos es el juego.
Ahora, en Brasil 2014, los ojos del
mundo a través de transmisiones cibernéticas y electrónicas están embelesados
con los encuentros entre los mejores equipos de fútbol, tan llenos de espíritu
deportivo como de infecto mercantilismo, sirviendo por igual de estímulo y
divertimiento como de tapadera distractora a favor de las maniobras de los
poderosos del planeta.
Pero de igual forma, con toda proporción
guardada, se registran históricamente los juegos olímpicos por Pélope en 1280,
o por Heracles en el 1200, o su restitución por Licurgo en el 776, en los tres
casos antes de nuestra era, con sus pros tan llenos de beneficios, y sus
contras tan sucios y sangrientos, en donde hubo juegos para tapar asesinatos,
infidelidades, y traiciones.
Hoy, la masividad en los finales del
siglo XX y principios del siglo XXI da figura multitudinaria al fútbol,
imponiéndole su ecuménica alma deportiva, sus innegables efectos políticos, y
sus chapuceras maquinaciones comerciales.
Ante esa realidad tenemos que detectar
lo positivo, lo salvable, de estos mundiales de fútbol que como rito puntual se
desarrollan cada cuatro años, observando que lo atrayente superficialmente es
el fútbol, pero que en el fondo lo agradablemente encantador es el juego.
El juego como una aptitud congénita al
ser humano, innata en él, la que no en pocas ocasiones de observa frenada, afectada,
desnaturalizada, por equívocas conductas culturales de los humanos.
El pedagogo alemán Federico Fröebel,
(1782-1852) fundador de los jardines de niños, basaba su técnica de enseñanza
en los juegos; y el epistemólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) hizo lo propio.
No olvidemos que una de las mejores maneras de aprender y enseñar es jugando.
Algo así nos expresa la palabra poética
de León Felipe Camino: "Pero el hombre es un niño laboriosos y estúpido
que ha hecho del juego una sudorosa jornada; ha convertido el palo del tambor
en una azada, y en lugar de tocar sobre la Tierra una canción de júbilo, se ha
puesto a cavarla. Si supiésemos caminar bajo el aplauso de los astros, y a
hacer un símbolo poético de cada jornada. Quiero decir, que nadie ha sabido cavar
al ritmo del Sol, y que nadie ha cortado una espiga con amor y con gracia. Ese
panadero por ejemplo, por qué ese panadero no le pone una rosa de pan blanco a
ese mendigo hambriento en la solapa."
Las naciones avanzadas, los pueblos
progresistas, los individuos inteligentes, sabrán utilizar para bien la euforia
mundialista, la alegría del fútbol; como neutralizarán todo lo malo que
albergan las intenciones perversas de los vividores de este juego deportivo tan
en boga.
Parodiando al madrileño Pedro Calderón
de la Barca (1600-1680) concluiré: La vida es juego, y los juegos... juegos
son.