Batalla de Puebla
EL PUEBLO JUARISTA
PREVALECE
El 5 de mayo conmemoramos el CLII
aniversario de la Batalla de Puebla. Recordemos sus antecedentes, y registremos
sus efectos en este 2014.
Manuel Doblado Partida se desempeñó bien
como ministro de Relaciones Exteriores de 1861 a 1862 en el gobierno del Presidente
Benito Juárez. A él le tocó instrumentar el Tratado de la Soledad con los
representantes de Inglaterra, España y Francia, países aliados por la
Convención de Londres para invadir, so pretexto de deudas, al México de aquel
entonces.
Las tropas de esa alianza agresiva se
establecieron en el Puerto de Veracruz; y se retiraron de ahí, para retornar a
su respectiva patria, con la suscripción de ese tratado.
Sólo Francia incumplió el compromiso
firmado, ya que el motivo del emperador Napoleón III, quien ahora se sabe que
no llevaba sangre de los Bonaparte y que fue producto de una infidelidad
acallada, era el establecer en México una monarquía que siendo europea sirviera
de freno al veloz crecimiento de los Estados Unidos de América.
Así, con su proyecto imperial, avanzaron
en franco son de guerra los soldados franceses al mando del general Laurencez,
teniendo esporádicos encuentros con las tropas de la República Mexicana en las
Cumbres de Aculcingo.
Para ese entonces se calificaba a los
franceses como los mejores soldados del mundo. Venían fogueados y con
prestigios reconocidos en revoluciones y guerras; empero, sus lauros los
condujeron a la soberbia despreocupada y altanera, menospreciando a los
soldados del México juarista, indios con hambre, mal armados, y sin formación
educativa militar.
En adelanto guerrero los franceses
llegaron hasta Puebla, ciudad que en esa época estaba llena de conservadores
con admiración al imperio; mientras, las tropas liberales se fortificaron en
los cerros de Loreto y Guadalupe, instalaciones militares construidas a
principio del siglo XIX en contra de la insurgencia. Esos fuertes, en ese día,
fueron las fronteras de la patria.
La acción bélica de los franceses inició
a las 11 de la mañana del 5 de mayo del 1862, con el claro proyecto de tomar
esos fuertes. A las 15 horas las tropas francesas estaban en franco descalabro;
en los siguientes días los franceses comprendieron su derrota, echando marcha
atrás cubiertos de vergüenza, mientras nuestras humildes tropas de pueblo se
cubrían de gloria.
Laurencez en su primer informe a París
señala como excusa: "Puebla era la ciudad más hostil a Juárez, según la
opinión de las personas a las cuales debería dar fe, las que me aseguraron
formalmente... que me recibirían... con efusiones de júbilo y que mis soldados
estarían cubiertos de flores."
Mientras el comandante mexicano
Berriozábal armó una metáfora tan hermosa como excedida: "Las águilas
francesas han atravesado los mares para dejar caer al pie de la bandera
mexicana los laureles de Sebastopol, Magenta y Solferino."
Más tarde vendrían derrotas, pero al
final, el México juarista prevalece, y prevalecerá, con los cambios que el
desarrollo dialéctico impone a nuestros mejores valores.