miércoles, 21 de mayo de 2014

Lamentaciones del Papa
VIOLENCIA EN MÉXICO
        Los obispos mexicanos suelen, también, hacer turismo religioso mezclado con motivos de trabajo. Todavía están por Europa, de manera especial en Italia, y concretamente en El Vaticano.
        El Papa Francisco los recibió a todos ellos este lunes que recién ha pasado; primero, estuvo atento al informe que le rindiera el cardenal Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, a nombre de más de 100 obispos reunidos en esta llamada Visita ad limina, para dar cumplida cuenta de sus diócesis, en los umbrales o límenes de San Pedro y San Pablo.
        Segundo, el Sumo Pontífice después de escuchar esas novedades reseñadas, ni tan nuevas ni tan descritas, les dio su punto de vista: "La droga es un problema que ustedes padecen seriamente. Cuando un campesino te dice 'qué quiere que haga, si cultivo maíz, vivo un mes; si cultivo opio, un año'. A ustedes les toca estar con el pueblo siempre. Es la única recomendación que les doy y que me sale del corazón."
        Esa sola reflexión tiene un mensaje que a mí me parece muy claro y preciso; sin embargo, los obispos de nuestro país pueden, cada uno de ellos, interpretar de diversas maneras.
        Ese campesino al que hace alusión el Papa, ¿será parte del pueblo al que se refiere el vicario? Las dos opciones de ingreso económico a las que se hace cita, ¿serán las únicas que tiene el campesino que ha ido a confesión?
        Si ese campesino decide cultivar opio, y no maíz, ¿siempre los sacerdotes católicos y su iglesia deben estar apoyando a ese campesino?; y, ¿hasta dónde debe ser ese apoyo, y de qué naturaleza?
        Como se puede apreciar, la recomendación papal seguramente que genera más preguntas que respuestas, más cuando hay obispos que no es necesario hacerles cosquillas, porque de suyo han resultado muy risueños.
        Lamentó el Papa Francisco "los problemas serios y dolorosos que padece México por la emigración clandestina, por los que carecen de recursos, los desempleados, los que trabajan en condiciones infrahumanas, los que no tienen acceso a los servicios sociales, los campesinos, y por la violencia del narcotráfico."
        Total, su aflicción es por ese caldo de cultivo que el sistema económico capitalista provoca al concentrar riqueza en pocas manos, y miseria de todo tipo en el resto mayoritario de la población.
        Y para resolver todos esos problemas tan agrios como penetrantes es menester algo más que rezos. Se requiere de acciones inteligentes y eficaces salidas de un grupo de élite tanto religiosa como económicamente que, por lo general, hace espíritu de cuerpo con los poderosos económica como políticamente hablando.
        La historia nos enseña que cada regla tiene sus excepciones. Ha habido poderosos que hacen alianza con los pobres, al menos transitoriamente para un fin.
        Aunque, también, cuando una estructura socioeconómica anuncia su derrumbe poniendo en peligro a todos, únicamente los egoístas y los idiotas no concurren a la salvación común.