lunes, 2 de diciembre de 2013

Primer año de reformas CLAROSCUROS EN EL EJECUTIVO FEDERAL

        Ha cumplido un año como Presidente de México Enrique Peña Nieto, y la verdad sea dicha, en este lapso ha generado o auspiciado una buena cantidad de reformas y, algunas de ellas, de prometedora calidad. Esto, para ser justos, nos debe motivar a ponerle al reformador una paloma de aprobación y un estrellita en su frente.
        Con ello el Ejecutivo Federal provoca, para bien de todos, una claridad, una luz.
        Empero, todas esas reformas se han iniciado y aprobado en el área legislativa, ya que han modificado o configurado adiciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, o a sus leyes reglamentarias. Y la mayoría de esa reformas, vigentes ya, aún no se han podido aplicar. Esto, para seguir siendo justos, nos obliga a ponerle al Ejecutivo Federal un tache de reprobación, y a quitarle la estrellita.
        Porque con lo anterior el Presidente insta, para mal de todos, una oscuridad.
        Cierto que le faltan 5 años de ejercicio, y dentro de ellos bien puede lograr que las reformas y adiciones vigentes se conviertan también en positivas y que, así, se cumplan de manera cabal.
        Sin embargo, nos nace la duda a no pocos mexicanos de si dichas reformas se encuentran debidamente orientadas para resolver nuestros problemas, y no para acrecentarlos. Esta incertidumbre el tiempo la está despejando.
        Por otra parte, uno de los logros en este primer año fue el establecimiento del Pacto por México. Las tres principales fuerzas partidistas del país se sumaron a él. En principio fue una unidad esperanzadora para todos. Este éxito, para ser imparciales, nos determinó a plantar una paloma de aprobación para el Presidente y a colocar en su haber una medalla de estímulo.
        Pues con lo anterior el Ejecutivo Federal produce, para bien de todos, otra luz, otra refulgencia.
        Pero una vez más la buena conducta político administrativa y el esperado buen efecto se atascaron, quedando ese pacto como una junta de notables que agudizaron la partidocracia, cerrando las posibilidades obligadas y predecibles para que entraran a ese pacto organizaciones sociales con mayor representatividad de los sectores que configuran a nuestra población; esto, para proseguir siendo justos, nos obliga a ponerle un tache de reprobación, y a quitarle la medalla de estímulo.
        Todo porque al no lograrse el efecto propuesto y anunciado el Ejecutivo Federal forja, para mal de todos, otra penumbra.
        La educación, por ejemplo, ya ha sido transformada según las nuevas normas jurídicas, y conforme al discurso oficial, o al menos ha iniciado su proceso de transformación; pero, en la realidad escolar, en la vida cotidiana de las instituciones educativas, todo está igual que antes, o peor.
        Sin embargo, el objetivo de mejorar nuestro sistema educativo, propuesto por la reforma correspondiente, es excelente, y ha merecido el apoyo y aplauso de la mayoría de los mexicanos.
        Qué haya, para el segundo año de gobierno, más claros que oscuros.