Símbolo nacional
LA VIRGEN DE
GUADALUPE
El catolicismo no fue propio de los
países precortesianos que habitaron el territorio de lo que actualmente es
México. La religión católica les fue impuesta a nuestros antepasados, para bien
o para mal, por la Corona Española desde el 1519, fecha en que Hernán Cortés
establece el primer Ayuntamiento en la Villa Rica de la Vera-Cruz.
Según la versión oficial, del clero, la
Virgen de Guadalupe se apareció en el Cerro del Tepeyac en 1531, durante cuatro
ocasiones, a un aborigen texcocano de nombre Cuauhtlatoatzin, o "el águila
que habla", a quien bautizaron los franciscanos con el nombre de Juan
Diego.
El primer milagro que realizó la
guadalupana fue lograr que un indígena humilde fuera recibido por el obispo
Fray Juan de Zumárraga.
"Virgen de Guadalupe" fue el
nombre que le impusieron los franciscanos de ese tiempo, para congratularse con
el poderoso Hernán Cortés, quien siendo de Extremadura, España, tenía como
símbolo de sus celebraciones marianas a la Virgen de Guadalupe de aquellas
tierras de lobos de agua.
Esos orígenes españoles fueron modificados
en recreación, maravillosa y milagrosamente, por un pueblo de activo mestizaje
como el mexicano, de profunda y sólida fe, y con un potencial creativo
hierofánico y humanista que aún persiste.
En el lugar de esas apariciones, la
última el 12 de diciembre del 1531, en donde se sitúa la actual Basílica de
Guadalupe, habitaba la Diosa de la Tierra de los náhuatl, la fértil Cuatlicui,
después llamada por los mismos naturales como Tonantzin, en su sincretismo de
muerte.
Algunos de los jesuitas llegados con
posterioridad exaltaron esos emblemáticos orígenes indígenas.
La pieza retórico sacra del dominico
Fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra pronunciada el 12 de diciembre de
1794 ante un numeroso público presidido por el Virrey Juan Vicente de Güemes,
conde de Revillagigedo, el arzobispo Alfonso Núñez de Haro y Peralta, y la Real
Audiencia de la Nueva España: "Guadalupe no está pintada en la tilma de
Juan Diego sino en la capa de Santo Tomé, conocido por los indios como
Quetzalcoatl y apóstol de este reino. Mil setecientos cincuenta años antes del
presente, la imagen de nuestra señora de Guadalupe ya era muy célebre y adorada
por los indios aztecas..."
Fray Servando deseaba probar que el
culto a la Virgen de Guadalupe era prehispánico. Y esto le ocasionó, a quien calificaban
de inteligente y excelente orador, el exilio, la cárcel, y la suspensión como
sacerdote.
Vida y obra de este fraile son
apasionante, pero no tanto como la vida, obra, y milagros, de nuestra Virgen de
Guadalupe, quien ha sido muy activa, tanto en la guerra como en la paz.
Don Miguel Hidalgo y Costilla la
convirtió en el preclaro símbolo de la insurgencia, y de nuestra Independencia.
Aceptada no sólo por el enjambre de sotanas que pululaban como soldados en esa
lucha independentista, sino por el mismo pueblo enardecido contra los gachupines
explotadores.