lunes, 9 de diciembre de 2013

Símbolo nacional
LA VIRGEN DE GUADALUPE                                                      
        El catolicismo no fue propio de los países precortesianos que habitaron el territorio de lo que actualmente es México. La religión católica les fue impuesta a nuestros antepasados, para bien o para mal, por la Corona Española desde el 1519, fecha en que Hernán Cortés establece el primer Ayuntamiento en la Villa Rica de la Vera-Cruz.
        Según la versión oficial, del clero, la Virgen de Guadalupe se apareció en el Cerro del Tepeyac en 1531, durante cuatro ocasiones, a un aborigen texcocano de nombre Cuauhtlatoatzin, o "el águila que habla", a quien bautizaron los franciscanos con el nombre de Juan Diego.
        El primer milagro que realizó la guadalupana fue lograr que un indígena humilde fuera recibido por el obispo Fray Juan de Zumárraga.
        "Virgen de Guadalupe" fue el nombre que le impusieron los franciscanos de ese tiempo, para congratularse con el poderoso Hernán Cortés, quien siendo de Extremadura, España, tenía como símbolo de sus celebraciones marianas a la Virgen de Guadalupe de aquellas tierras de lobos de agua.
        Esos orígenes españoles fueron modificados en recreación, maravillosa y milagrosamente, por un pueblo de activo mestizaje como el mexicano, de profunda y sólida fe, y con un potencial creativo hierofánico y humanista que aún persiste.
        En el lugar de esas apariciones, la última el 12 de diciembre del 1531, en donde se sitúa la actual Basílica de Guadalupe, habitaba la Diosa de la Tierra de los náhuatl, la fértil Cuatlicui, después llamada por los mismos naturales como Tonantzin, en su sincretismo de muerte.
        Algunos de los jesuitas llegados con posterioridad exaltaron esos emblemáticos orígenes indígenas.
        La pieza retórico sacra del dominico Fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra pronunciada el 12 de diciembre de 1794 ante un numeroso público presidido por el Virrey Juan Vicente de Güemes, conde de Revillagigedo, el arzobispo Alfonso Núñez de Haro y Peralta, y la Real Audiencia de la Nueva España: "Guadalupe no está pintada en la tilma de Juan Diego sino en la capa de Santo Tomé, conocido por los indios como Quetzalcoatl y apóstol de este reino. Mil setecientos cincuenta años antes del presente, la imagen de nuestra señora de Guadalupe ya era muy célebre y adorada por los indios aztecas..."
        Fray Servando deseaba probar que el culto a la Virgen de Guadalupe era prehispánico. Y esto le ocasionó, a quien calificaban de inteligente y excelente orador, el exilio, la cárcel, y la suspensión como sacerdote.
        Vida y obra de este fraile son apasionante, pero no tanto como la vida, obra, y milagros, de nuestra Virgen de Guadalupe, quien ha sido muy activa, tanto en la guerra como en la paz.
        Don Miguel Hidalgo y Costilla la convirtió en el preclaro símbolo de la insurgencia, y de nuestra Independencia. Aceptada no sólo por el enjambre de sotanas que pululaban como soldados en esa lucha independentista, sino por el mismo pueblo enardecido contra los gachupines explotadores.