lunes, 23 de diciembre de 2013

Una feliz noticia
VIDA Y OBRA DE JESUCRISTO
        Un gran imperio: el romano; y un gran emperador: Constantino I, crearon a una gran religión: al cristianismo.
        A principios del siglo IV de nuestra Era el viejo Imperio Romano se encontraba fragmentado. Varios eran los emperadores romanos, y las capitales de sus imperios se encontraban desparramadas por Europa.
        A la proclamación como Emperador de los romanos de Alerio Aurelio Constantino, en el año 306, (d. de n. e.) había cuatro emperadores, y a esta etapa histórica se le conoce como la tetrarquía.
        La audacia e inteligencia de Constantino convirtió pronto ese gobierno en triarquía, después en diarquía, y para el año 326 establece un imperio sólo personalizado en él.
        31 años duró el imperio de Constantino, unificando al Oriente y al Occidente, dando nacimiento a la monarquía absoluta, hereditaria, y de origen divino.
        Una de sus muchas obras fue el haber creado, a contentillo del interés romano, a la religión cristiana con hechos históricos acaecidos en la agudización de las contradicciones generadas por los textos sagrados de la religión judía.
        Constantino adoptó la Biblia, del judaísmo, y le agregó otros libros bajo la denominación de Nuevo Testamento, incluyendo a los "evangelios" que dan a conocer la vida y obra de Jesucristo.
        Cuatro evangelios estructuran el testimonio de la llegada del mesías, presentido y anunciado por profetas, hijo de Dios convertido en hombre, enviado a la Tierra por Dios Padre para enseñarnos el camino de salvación a todos los humanos.
        Los judíos siguen en espera de su advenimiento. Constantino I y su equipo gobernante decidieron que ya había llegado desde hacía más de 3 siglos.
        Y el evangelio de Mateo narra, brevemente, que un ángel dio a conocer a José la concepción virginal de María para el nacimiento de Jesús en Belén, obteniendo la comprensión de José, "un hombre justo"; y la adoración al niño por tres magos del oriente, más la decisión del rey Herodes de matar al niño, lo que ocasionó la huida a Egipto de José con María y su hijo Jesús, hasta la muerte de Herodes.
        El evangelio de Marcos nada dice sobre este nacimiento, comenzando cuando Juan bautiza al joven Jesús en el Jordán.
        En el evangelio de Lucas es a María a quien el ángel Gabriel anuncia su destino de maternidad virginal. Lo mismo hizo Dios con Isabel, parienta de María y esposa del sacerdote Zacarías. Ella tuvo por hijo a Juan el Bautista. Isabel se preocupo tanto de este embarazo que "estuvo cinco meses oculta, y diciéndose: Esto ha hecho el Señor conmigo, ahora que ha tenido a bien borrar mi oprobio entre los hombres".
        Juan, en su evangelio, relata a partir de que el Bautista da el primer testimonio sobre Jesús ante los enviados de los judíos, sin señalar nada sobre su nacimiento, al igual que Marcos.
        Estas creaciones y recreaciones constituyen una gran cultura, y valen, tanto, como el valor de todos y cada uno de los seres humanos.