lunes, 10 de junio de 2013

María Zambrano EL PARTO DE EUROPA

        "Era del año la estación florida cuando el mentido robador de Europa..."; así comienzan Las soledades, uno de los poemas barrocos del cordobés educado en Salamanca Don Luis de Góngora y Argote. (1561-1627)
        Y ese mentido robador de Europa, con la "media luna las armas de su frente" no era más que Zeus con el disfraz mitológico de minotauro, así lo expresan en su pintura cuatro enormes maestros: uno el italiano Tiziano, (1490-1576) con su retablos de poesía idílica; otro el alemán Rubens, (1577-1640) con la viveza flamenca de su colorido; el tercero, el holandés Rembrandt, (1606-1669) con su pintura barroca de edad de oro; y, por último el español Picasso, (1881-1973) con su cubismo analítico, pintando lo que pensaba y no lo que veía.
        Los cuatro titulan esas obras con el nombre de El rapto de Europa, y sus pinceles formulan homenaje a la raíz de la cultura occidental: la Grecia de las ciudades estados.
        De ese rapto de Europa representado por las bellas artes de todos los tiempos, María Zambrano, (1904-1991) con su talentosa sutileza, titula a uno de sus ensayos El parto de Europa; y no es que todo rapto traiga consigo un parto, pero al parecer éste sí. Tardíamente parió ese viejo continente.
        En ese sintético trabajo María Zambrano, "la dama peregrina" como le denomina Rogelio Blanco en su espléndido libro, señala que "Europa pasa por una crisis de nacimiento. El Imperio Romano ha durado hasta ahora. España ha sido la expresión más fiel... La sustancia de Europa es la Edad Media... Alemania fue contra Roma en su exasperación... y ha sufrido la angustia histórica de no encontrar hasta ahora su lugar adecuado... Los ingleses han vencido a fuerza de limitación y encubrimiento... Francia ha sido el equilibrio europeo en la política y en la vida... Cualquier imperio europeo debe cesar... Europa está naciendo. El momento feliz será cuando se  pueda decir: Han muerto las naciones europeas: ¡Viva Europa!"
        Esa mujer que escribió con clarividencia lo anteriormente transcrito, hija de dos maestros españoles republicanos, vino a América, a México, a Morelia, en el año 1939.
        Fue maestra de Filosofía en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo. Por ser mujer, e intelectual de una provincia española, la enviaron de maestra a la preparatoria de la Universidad Michoacana; y ella aceptó con dignidad y ejerció con honra.
        Su talento dejó recuerdos y semillas en no pocos cerebros de aquel entonces. Mi padre, J. Jesús Aguilar Ferreira, entre otros, maestro de Etimologías en el propio colegio, llevó amistad con ella.
        Ahora el gobierno federal, a través de CONACULTA, y el gobierno de Michoacán, por conducto de la secretaría de Cultura, editan el libro de Rogelio Blanco, La dama peregrina, quien nos presenta a una María Zambrano "comprometida, audaz, emancipada"; agregaré, si se me permite, con una gran luz en sus conceptos en estos tiempos de sombra para todos.