miércoles, 28 de noviembre de 2012

Gastar a lo Idiota PLAGIOS DEL PRESIDENTE

                Peligrosa, inoportuna, y grotesca, es la vieja iniciativa plagiada por el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, días antes de terminar su sexenio, para cambiarle el nombre oficial a nuestro país.
                El inquieto y talentoso dominico Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra (1763-1827) se opuso a la burda imitación que hacían de las estructuras político-jurídicas de los Estados Unidos de América los fundadores de nuestra república.
                Allende al norte existieron 13 colonias independizadas de Inglaterra, decía fray Servando, en cambio aquí hay una colonia: la Nueva España. Allá el federalismo de Hamilton se justifica, debía unirse lo disperso, pues cada colonia era un estado, por eso el nombre: Estados Unidos de América, nominación natural, aunque amenazante y ambiciosa.
                Aquí era craso error establecer el federalismo. Sería artificioso dividir lo unido, para falsamente volverlo a unir por el prurito de ser federalistas, cuando el coloniaje tenía la unicidad geográfica que exclusiva y naturalmente daba para un solo estado.
                En aquel tiempo fray Servando tuvo cierta razón. Ahora hay errores históricos que se naturalizan y legalizan por el paso de los años y las circunstancias, a grado tal que sería, hoy, un equívoco enorme tratar de corregirlos.
                Más nos vale dejarle a nuestra Nación el nombre oficial de "Estados Unidos Mexicanos", aunque le sigamos diciendo familiarmente "México" en el ejercicio de la vida cotidiana.
                Cambiar de nombre al país en estos momentos es tan irrelevante como inoportuno, tan costoso como absurdo. Los Estados Unidos de América siguen insaciables. Ellos sueñan ser propietarios de toda América, incluyendo a México, y les sería más difícil, gramatical y lógicamente, tener a otra estrella en su bandera que se llamara Estados Unidos Mexicanos. Aunque su poderío atómico no respeta ni a los seres humanos, menos a la gramática ni a la lógica.
                ¿Cuánto costaría ese cambio de nombre? En lo ético y en político será todo un desgaste; en lo económico sería un derroche de cientos de miles de millones de pesos, pues habría que cambiar a las constituciones, (federal y estatales) a las leyes, a todos los textos, documentos, monedas, billetes, pasaportes, etcétera, etcétera.
                En todo lo anterior se gastaría lo que no tenemos, y que convendría invertir en algo productivo, si lo tuviésemos.
                Afortunadamente no hay mal que dure 6 años ni pueblo que lo resista. Al publicarse este artículo, Felipe Calderón Hinojosa estará a punto de entregar el poder presidencial a Enrique Peña Nieto. Para esta etapa "la noche quedó atrás..., pero me envuelve", en el sentido que lo expresó el poeta inglés William Ernest Henley, (1849-1903) y de donde el doble espía comunista nazi Jan Valtin (1905-1951) tomó el título para su reconocida novela.
                A cada "capitán triunfante" le llega su noche. Felipe ya se va, pero su noche, aún quedando atrás, nos seguirá envolviendo. Del nuevo capitán triunfante esperamos un amanecer mejor, con producción compartida, y más humano.