Entre más leyes, menos justicia; esto es tan cierto en la
materia electoral, como en cualquier otra área del derecho.
Lo anterior no significa, desde luego, que para que
exista lo justo debemos de suprimir totalmente lo legal, sino únicamente que
todas las normas jurídicas deben ser claras, breves, precisas, y corresponder a
la realidad concreta que pretenden regular preceptivamente.
Y nuestra
legislación electoral federal es oscura, prolija hasta la confusión, imprecisa,
y manoseadora de una realidad para estar al servicio del poderoso en turno.
Con esa base legal se ha iniciado la contienda por la
Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos; por lo que no se nos augura nada
bueno.
Para mal, todo se ha partidizado. Felipe Calderón
Hinojosa ha convertido a la Presidencia de México en un instrumento al servicio
del Partido Acción Nacional y, además, con ganada fama de ineficaz.
Pero al igual que el titular del Poder Ejecutivo Federal
se encuentran los integrantes del Congreso de la Unión, lo mismo diputados que
senadores; los primeros violan la Carta Magna al negarse a ser nuestros
representantes populares, reclamando con absurdo orgullo ser diputados del PRI,
del PAN, del PRD, o de cualquier otro partido político de menor monto; los
segundos atropellan nuestra norma jurídica fundamental al no entender que son
representantes de cada uno de las entidades federativas de la República, y no
simples mozos de estribo de su respectivo partido político.
Empero, la partidización también ha afectado a un poder
tan respetable como al Judicial Federal; y da grima observar que haya
ministros, magistrados o jueces que piensan y actúan más como miembros de
partidos políticos que como dignos integrantes de organismos jurisdiccionales
que deben aplicar con imparcialidad, honradez, exhaustividad y prontitud el
derecho vigente al caso concreto con interés controvertido que se les plantea.
Y la administración electoral, con el IFE, padece el
mismo cáncer, ya que los mejores cargos públicos forman un peleado botín frente
a los bucaneros y piratas de cada partido.
Siendo hoy por hoy los panistas los corsarios y
filibusteros dominantes del enorme presupuesto federal y, por tanto, los dueños
de las urnas y de los votos en blanco que esperan a los ciudadanos el día
primero de julio próximo.
Hace unos días que los 4 candidatos a la Presidencia de
la República iniciaron su propia campaña. Muchos medios masivos de comunicación
dieron a conocer destacadamente este principio de búsqueda de votos como:
"Arranca la 'guerra' por la Presidencia".
Esa invocación a la "guerra" es peligrosa, y su
arriesgado uso la emparienta con la aberrante guerra que al decir de León
Panetta, secretario de
la defensa de los Estados Unidos de América, "ha dejado en México 150 mil muertos, según cifras
proporcionadas por funcionarios de México".
Ojalá
los candidatos hagan campaña propositiva, sincera, responsable, e inteligente,
evitando todo lo que pudre.