El
11 de abril próximo pasado se conmemoró, en Pátzcuaro, el CCXLVII Aniversario
del Natalicio de Gertrudis Bocanegra del Lazo y de la Vega, insigne heroína que
ofrendó su vida por la Independencia de México.
Claro
que hablamos de la etapa de la iniciación de la lucha por la Independencia de
lo que hoy es nuestro país. Me refiero a los integrantes del grupo encabezado
por Miguel Hidalgo, quienes proclamaron, en su momento y a su modo, la
independencia de la Nueva España de la Corona Española.
Y
algo tan valioso como esa propia independencia, decretaron la abolición de la
esclavitud, la supresión de castas, y la reintegración de terrenos a las
comunidades indígenas, víctimas de la injusticia voraz de la soldadesca
europea, y de la ambición clerical dominante en los tres siglos de coloniaje.
La
espada y la cruz se asemejan y se hermanan y, ambas, fueron instrumentos de
dominación innegables. Los indígenas llegaron a tenerles un terror que ha
dejado huella en sus sucesores.
De
esa casta inicial de insurgencia fue doña Gertrudis. Y su recuerdo y ejemplo
perdurarán por siempre. Esas faldas de mujer sí valen. No fueron falsas ni
electoreras. Por la libertad, la independencia, la igualdad, y la justicia,
bien vale ofrendar la propia vida.
Total,
esa etapa de la iniciación independentista es algo de lo mejor de lo nuestro, y
jamás debe caer en el olvido. Bien por el municipio de Pátzcuaro y su alcaldesa
Salma Karrum Cervantes, quien junto con el síndico Jorge Pita Arroyo, vienen
realizando un buen trabajo edilicio.
La
joven diputada Daniela de los Santos Torres tuvo a su cargo el discurso
oficial, y su palabra conceptuosa estuvo a la altura de los acontecimientos por
los que fue convocado esa ceremonia.
Debo
añadir, además, que la espina dorsal de la vida de México está constituida por
esa Independencia, por la Reforma encabezada por Benito Juárez, y por la Revolución,
en donde destacó como caudillo Emiliano Zapata, y quien sigue siendo el
arquetipo y abanderado de toda lucha agraria.
Por
ello el pasado 10 de abril, en Cuatro Caminos, ante el gobernador Fausto
Vallejo Figueroa, muchas voces dejaron sentir su protesta para que se propicie
el desarrollo del agro mexicano, y se pueda obtener la independencia
alimentaria del país.
Pero
junto con ello, el real mejoramiento de calidad de vida del campesino mexicano,
quien sigue levantando las mejores cosechas del mundo, pero el California,
Texas, Nuevo México, y el resto de los Estados Unidos de América.
Es
tiempo, propuso el gobernador, de que se configure un proyecto en conjunto para
el rescate del sector agrícola, en donde la presencia y decisión de los campesinos
sea eficaz.
La
memoria de Zapata lo merece, pero sobre todo, lo merecen los campesinos de
México. Esto, también, es lo mejor de lo nuestro.